Los mercadillos navideños llenan de solidaridad la capital

I.M.
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Atendidos por voluntarios en locales cedidos, detrás de ellos están Manos Unidas, Medicus Mundi y Luisa de Marillac

Unas señoras buscan en el mercado de Médicos Mundi. - Foto: Arturo Pérez

La Navidad es época de compras y de regalos pero también es una época que llama a la generosidad con los demás, a la solidaridad con quienes más la necesitan aquí y más allá de nuestras fronteras. Por ello no es de extrañar que quien se pasee en estos días por la ciudad se va a encontrar en el Centro Comercial Calle Ancha con el rastrillo solidario a beneficio de la ONG Manos Unidas, en los bajos del número 23 de la calle Dionisio Guardiola con el mercadillo también solidario de la Asociación de Caridad San Vicente Paúl y Santa Luisa de Marillac y en el establecimiento que tiene Medicus Mundi en la Plaza de la Catedral junto al Ayuntamiento, con su exposición y venta de artesanía solidaria por Navidad. 

Desde la década de los años 90 Manos Unidas organiza su mercadillo solidario navideño. Lo que empezó siendo como una tómbola con la venta de boletos tanto de regalo directo como indirecto con el paso de los años acabó derivándose, hasta el momento actual, en un rastrillo de venta directa de todo tipo de manualidades hechas o confeccionadas por los voluntarios y por los colaboradores como bolsos, abanicos o manteles y de otros objetos procedentes de donaciones o de herencias familiares como vajillas, cristalerías, sábanas, manteles, figuras de adorno y cuadros, entre otros. Y junto a ello, además, uno va a encontrar e igualmente puestos a la venta el material educativo propio de Manos Unidas como, por ejemplo, libretas, calendarios, agendas o bolígrafos. 

Los precios de venta son de lo más variado, desde un euro pasando por cinco o diez hasta 35 ó 50 euros como máximo y el dinero en él recaudado se destinará, según expone la presidenta-delegada en Manos Unidas Albacete, Celia Monteagudo, a sufragar a alguno de los proyectos que tienen en estos momentos en marcha sean educativos, agrícolas o en defensa de los derechos de la mujer.

Y es que, dice Monteagudo, «los albacetenses siempre han sido muy caritativos con nosotros, muy generosos sean donando, confeccionando y comprando».

 

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