José Juan Morcillo

José Juan Morcillo


La tensión

05/08/2020

Me ha confirmado el médico este verano que, debido a un estrés postraumático derivado de estos meses de pandemia, mi tensión arterial ha subido tanto como el déficit del Estado. La buena noticia es que no es irreversible… la tensión, se entiende. Como cuido la alimentación y no me doy a los vicios del siglo ni a sahumerios que purifiquen mis chacras, me ha recetado largos paseos, evitar la cafeína y beber mucho líquido en forma de roibos o de infusiones no excitantes. Desde hace veinte años debo evitar la exposición prolongada a este sol agostador, así que no me queda más opción que pasear a primera hora, antes incluso de que amanezca.

A las seis y media, y con una tisana de clavo y regaliz en el cuerpo, salgo de casa con mi sombrero estilo panamá, con una mascarilla que me cubre desde las ojeras hasta el gaznate y con unas gafas de sol negras y reflectantes como las oscuras aguas de un aljibe. Con tanta tapadura de rostro y con tanto desamparo por las calles cualquiera podría pensar que quien ha salido a pasear es un personaje con problemas de comunicación social y con deseos de anonimato. Lo cierto es que, aparte la familia, no veo a nadie, no quedo con nadie y no me ve nadie a esas tempranas horas del día salvo los gatos que vuelven de su cacería nocturna y un barrendero muy amable que desde hace poco me saluda con cierta sorna.

A los pocos días quemé las primeras reservas de grasa abdominal y las tripas no tardaron en quejárseme con borborigmos ahogados en infusiones y hambrientos de longaniza. Y ya que mi ánimo venía apagándose con el rocío de la melancolía, decidí avivarlo estas últimas mañanas con una generosa taza de café y una crujiente tostada con tomate y aceite de oliva acompañada en el mismo plato con lonchas de lomo embuchado, jamón serrano y queso manchego que diligentemente me sirve Antonio en su bar cada vez que me ve entrar disfrazado y con una cara más larga que un día sin pan.

Desde entonces ha desaparecido mi ansiedad y se ha relajado la tensión de mis miembros. La semana que viene tengo revisión. A ver cómo se lo explico a Mario, el médico.