Un tercio de la población adulta de la provincia es obesa

Teresa Roldán
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El doctor Pedro Pinés, jefe del Servicio de Endocrinología y Nutrición, reclama una estrategia global para rebajar la tasa

Imagen de archivo de un joven con obesidad mórbida. - Foto: Pablo Lorente

Los datos del último estudio sobre control del peso y talla en personas de 18 años en adelante de la provincia de Albacete indicaban que el 32,2% de las personas adultas presentan obesidad. Estos datos, en opinión del jefe del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Complejo Hospitalario Universitario de Albacete, el doctor Pedro Pinés, son superiores a los de las encuestas de salud en las que es el propio encuestado es el que valora su peso y talla y superan también la media europea, ya que según la Encuesta Europea de Salud un 16,5% de hombres y un 15,5% de mujeres padecen obesidad y un 44,9% de hombres y un 30,6% de mujeres tienen sobrepeso. En cualquier caso, independientemente de la fuente o la metodología utilizada, «la obesidad supone un verdadero problema en nuestra sociedad y los datos nos impiden ser optimistas», agregó.

La obesidad constituye uno de los motivos más frecuentes de derivación a las consultas de Endocrinología y Nutrición, tal y como señala el doctor Pedro Pinés, que recordó la pandemia también ha ocasionado retrasos importantes en la atención de los pacientes de esta especialidad que han afectado de una manera muy significativa a las personas con obesidad. 

abordaje integral. «No podemos olvidar que la atención a una enfermedad con tasas tan elevadas precisa de un abordaje integral que debe incluir, además del sistema sanitario con la Atención Primaria a la cabeza, a todas las administraciones públicas y a la propia sociedad. Así, es necesario establecer estrategias comunitarias que permitan el mantenimiento de un peso más saludable en la población facilitando la realización de actividad física, por ejemplo con una mejor accesibilidad a las instalaciones deportivas, y el consumo de alimentos saludables, por ejemplo con menores impuestos o ayudas económicas para su compra», indicó el jefe del Servicio de Endocrinología y Nutrición.

El doctor Pinés destacó que actualmente la cirugía de la obesidad se considera una opción para aquellos pacientes con niveles de obesidad más grave (IMC mayor o igual de 40 kilos por metro cuadrado) o con patologías asociadas de difícil control, con diabetes tipo 2, problemas articulares, problemas de apnea del sueño, entre otros, que tienen una edad entre 18 y 60 años y no presentan otras enfermedades médicas o psiquiátricas que la contraindiquen. Aunque el número de pacientes que podrían cumplir estos requisitos sigue siendo muy alto, insistió en que «no debemos olvidar que estamos ofreciendo un tratamiento quirúrgico no exento de riesgo y que precisa de un seguimiento posterior a largo plazo por el riesgo de déficit de otros nutrientes como el hierro o determinadas vitaminas», agregó.

Sobre los tratamientos actuales, además de la cirugía y la dieta, que existen para abordar esta patología, el doctor Pinés señaló que «uno de los problemas más importantes asociados a la obesidad es la falta de medicamentos para su tratamiento. Las medidas sobre la actividad física y los hábitos de alimentación saludable tienen un enorme impacto cuando pueden ser aplicadas a nivel poblacional, ya que modestas pérdidas de peso en un gran número de personas tendrán un efecto poblacional muy importante. Sin embargo, estas medidas aplicadas a un paciente con un grado importante de obesidad no suelen tener resultados significativos. Se han descrito estrategias basadas en la sustitución de comidas por productos preparados con un seguimiento muy estrecho del paciente que han demostrado pérdidas de peso significativas en pacientes con obesidad, sin embargo, estos programas son difíciles de aplicar con tasas de obesidad muy elevadas».

En este sentido, apunta que en los últimos años se han comercializado fármacos con una eficacia demostrada para el tratamiento de la obesidad, pero actualmente no están financiados por el sistema público de salud. «Esta falta de financiación limita de manera importante su uso, especialmente entre segmentos de la población más vulnerables que, por otra parte, suelen tener tasas de obesidad más altas», indicó el especialista de Endocrinología y Nutrición. 

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