Mientras la polémica de las macrogranjas se come todo el espacio informativo dedicado al mundo del campo en España, en los despachos de Albacete, Toledo, Valencia Murcia o Madrid se libra ahora mismo una batalla cuyo resultado determinará el futuro de todo el sector agropecuario y que, sin embargo, pasa desapercibida: la del agua.
En junio de de 2021, la Dirección General del Agua dio un plazo de seis meses a las partes interesadas para expresar su parecer y hacer sus aportaciones a los borradores de los Planes Hidrológicos de las Demarcaciones Hidrográficas, entre ellas las más importantes para la provincia de Albacete: Júcar, Segura y Guadiana.
En todo este tiempo, la Federación Regional de Regantes, la Junta de Comunidades o la Junta Central de Regantes de la Mancha Oriental (Jcrmo) presentaron sus alegaciones. Al margen de los prolijos detalles técnicos y el aluvión de datos que manejan, todo se reduce a un simple argumento: con la excusa de la protección del medio ambiente, se quiere consagrar una vuelta atrás en el tiempo para deshacer los consensos que se alcanzaron a finales de los años 90.
Uno de los mejores ejemplos es el proyecto del Plan de la Demarcación Hidrológica del Júcar, el de mayor importancia social y económica para Albacete y Cuenca, tal y como recogen las alegaciones presentadas por la Jcrmo y la Agencia Regional del Agua, a las que tuvo acceso La Tribuna de Albacete.
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