Francisco J. Martínez

CARTA DEL DIRECTOR

Francisco J. Martínez


Ángela Cabañero García

18/12/2022

Los Bomberos de la capital fueron a extinguir un incendio en la calle Virgen del Pilar, como en tantas otras ocasiones. Se suponía que era un siniestro más, un descuido o un cortocircuito habría sido la causa de las llamas, pero cuando llegaron al lugar descubrieron un cuerpo en el salón de la vivienda. Se trataba de una mujer de unos 50 años. En un principio se pensó que era una muerte a causa del fuego o del humo. Sin embargo, comenzaron las investigaciones de la Policía Nacional que desembocaron en la detención de un hombre como supuesto autor de la muerte de la mujer, que ya tenía identidad: Ángela Cabañero García, vecina de Barrax. Se trataba de un nuevo caso de violencia de género, que se había llevado una vida inocente. Otra más.
Desgraciadamente, Ángela Cabañero García es una integrante más de la lista negra de víctimas por violencia de género. Hoy tiene nombre y apellidos, en enero, en el balance anual de víctimas será un número más y dentro de unos años será recordada solamente por sus más allegados, mientras que el causante de su muerte cumple una condena o sale de la prisión y sigue su vida.
La lacra de la violencia de género golpeó a Albacete y a Barrax, a pesar de todos los esfuerzos de las administraciones públicas por concienciar a los ciudadanos del respeto en las relaciones. Sí, se hacen esfuerzos, pero también hay una gran hipocresía, porque se mira para otro lado con algunas conductas que marcan a los más jóvenes, donde los casos aumentan de forma preocupante. Un claro ejemplo es el reguetón, con verdaderas barbaridades en sus letras, escudadas en una libertad de expresión mal aplicada. La memoria de Ángela Cabañero García y tantas otras no se merece ninguna hipocresía en la lucha contra la violencia de género.