Pensaba el presidente murciano, Fernando López Miras, que rompía la baraja al solicitar al presidente del Gobierno de España una reunión para tratar de buscar una solución «justa y permanente» al problema del agua -que pasa a su juicio por perpetuar el trasvase del Tajo al Segura-, cuando el jefe del Ejecutivo regional, Emiliano García-Page, quiso seguir sentado a la mesa y mantener, no el pulso, sino el diálogo, en torno a un problema que afecta de lleno a los intereses económicos de esta tierra.

«Yo también he pedido, esta misma mañana, una reunión al presidente» dijo García-Page durante el acto de inauguración de las nuevas instalaciones del centro territorial de RTVE en Toledo. Pero subió la apuesta en este asunto y demandó culminar las obras de la desaladora de Torrevieja. «Llevan diez años diciendo que van acabar y parece la obra del Escorial» dijo, ya que si estuviera al cien por cien en funcionamiento «sería innecesario todo el trasvase».

Dicho esto criticó que alguien se «pueda sentar a pedir un gran acuerdo por el agua sin acabar una red de desaladoras», infraestructuras que consideró «odiadas antes» y que ahora son «tan deseadas».

Construcción a base de consensos. En su intervención, Emiliano García-Page también se refirió a la reunión que mantuvieron este jueves Pedro Sánchez y el nuevo líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, a los que pidió «fechas concretas y procedimientos concretos» para «abrir diálogos», recordando que «todo lo grande de este país se ha hecho desde los acuerdos».

«Más allá de las buenas palabras» dijo, deben trabajar en esos grandes acuerdos para quitarse el «sambenito de que entenderse está mal visto», ya que es positivo «todo lo que vaya a mantener diferencias y debate, para que después haya acuerdos de entrada» dijo Page, que incidió en que se puede discutir de todo menos del «qué somos».