Un faro en la Gran Vía

Ana Márquez (EFE)
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El neón de Schweppes que corona el emblemático edificio de Carrión cumple medio siglo iluminando la céntrica plaza de Callao y convertido en un icono único de la capital

Un faro en la Gran Vía

La Gran Vía de Madrid no es la misma después de medio siglo: las aceras son más anchas y donde antes había cines ahora hay grandes cadenas de ropa. Pero hay algo que ha permanecido en el mismo lugar durante todo este tiempo: el icónico cartel luminoso de Schweppes sigue siendo el verdadero protagonista de las postales madrileñas.

Aunque pueda parecer que siempre estuvo ahí, antes había otro anuncio publicitario en el edificio Carrión, en plena Plaza de Callao, en el centro de la capital, donde por aquel entonces podían aparcar los coches. Era el reclamo de una tabacalera, Camel, con su correspondiente camello y el mensaje «Sabor. Aroma. Calidad», un guiño al tabaquismo, hoy impensable.

No fue hasta 1972 cuando la marca de bebidas ocupó su histórico lugar, después de pagar al Ayuntamiento 3.750 pesetas por el emplazamiento. La licencia de instalación del anuncio de Schweppes fue expedida el 5 de agosto de ese año, pero su colocación no se hizo efectiva hasta septiembre. Desde entonces, se ha convertido en un icono inconfundible de Madrid y, sin él, la arteria principal de la ciudad se vería desnuda.

La creadora de la instalación, Luisa Álvarez, ideó esta campaña en la que logró el equilibro entre el metal, el video, la luz y el color -azul y amarillo para las letras y rosa, diferentes tonos de azul, rojo, amarillo y verde para el fondo- a través de tres técnicas de iluminación: bombillas incandescentes, neón y retroiluminado. Una obra de artesanía, pintada y soldada a mano, en una estructura de una sola pieza con un peso de 600 kilos.

Tal es su relevancia en el paisaje urbano que este anuncio fue exonerado de cumplir la normativa del Ayuntamiento de Madrid de 2009, en la que se prohibía la publicidad luminosa en el centro.

Las luces de Schweppes se quedaron solas, sin la compañía del cartel de Vodafone y el de los Cines Capitol, que presidían conjuntamente el edificio Carrión.

Pero el paso del tiempo ha acabado haciendo mella en el cartel de Callao: en 2004 tuvo que ser rehabilitado y se modificó la tipografía para pasar de las letras mayúsculas a las minúsculas, un trabajo que obligó a retirar la instalación durante 10 semanas.

También fue indultado el anuncio de Tío Pepe, aunque no corrió la misma suerte otro de Schweppes, situado desde 1966 en la fachada del número 13 de la calle San Bernardo, en la esquina con Gran Vía. Esta instalación, de 12 metros de altura y dos de ancho, fue retirada en 2015.

Reclamo turístico y de cine

Un peculiar cura, un aficionado al death metal y un extravagante profesor fueron los tres colgados que intentaron huir del Anticristo en medio de la noche a través del famoso fluorescente de Schweppes, a más de 37 metros de altura.

No se trata de un hecho verídico, sino de una de las escenas más icónicas del cine español. Corresponde a la película El día de la bestia, dirigida en 1995 por el cineasta Álex de la Iglesia.

Y es que, tras los 104 neones que componen el letrero, se esconden dos suites en las plantas 10 y 11 del hotel estilo art decó Vincci Capitol, que sirvieron como plató para esta secuencia.

Detrás de su impresionante cortina de colores se encuentran las dos habitaciones, que están ambientadas en la marca de tónica y disponen de una cama redonda, en sintonía con la forma de la chapa, además de una moqueta con efecto de burbujas.

Desde el Vincci Capitol aseguran que cuentan constantemente con una «alta demanda», desde personas que viajan por primera vez a Madrid y quieren alojarse en uno de sus iconos, hasta cinéfilos y bastantes parejas.

También tienen algunos clientes habituales, que siempre quieren alojarse en ellas cuando les toca hacer para en la capital.

De lo que no cabe ningún tipo de duda es que cada visitante que pisa la Gran Vía se muestra emocionado de que los neones de Schweppes aparezcan en su fotografía como referencia indiscutible de que ha estado en la ciudad.