Divulgación de la historia de un pueblo

A.G.
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José Ángel Montañés publica 'Entre espadas y crucifijos. Cuatro personajes de la España del siglo XVI vinculados con Villapalacios', libro sobre el «rico pasado» de la localidad serrana

José Ángel Montañés - Foto: C.A.

«Villapalacios es hoy un pequeño pueblo de apenas unos 600 habitantes, fruto de la despoblación que afecta a cientos de pueblos de toda España, pero en el pasado, en concreto en el siglo XVI, vivió su momento de esplendor, después de que los Condes de Paredes, de la importante familia castellana de los Manrique de Lara, decidieran instalar allí la capital de su Señorío de las Cinco Villas». Son palabras de José Ángel Montañés Bermúdez, periodista especializado en temas de arte y patrimonio que el próximo lunes publica el libro Entre espadas y crucifijos. Cuatro personajes de la España del siglo XVI vinculados con Villapalacios (Albacete).

Murciano de nacimiento y muy vinculado con Villapalacios, municipio de origen de su familia, Montañés defiende «la importancia de la documentación, su conservación y estudio, para poder llegar a conocer el rico pasado de nuestros pueblos». Con esa intención creó en 2007 la web www.historiadevillapalacios.es, en la que genera contenidos sobre el pasado de esta localidad a partir de sus documentos.

Esa labor de investigación le llevó a dar forma a una obra escrita en la que desgrana como en la localidad serrana coincidieron «cuatro personajes, protagonistas de muchos de los grandes acontecimientos históricos vividos en la España del siglo XVI». 

En concreto, el autor reúne en el libro la biografías del capitán Jerónimo de Aliaga, el militar Rodrigo Manrique y los religiosos Luis Manrique de Lara y Francisco Pascual, conocido como Francisco del Niño Jesús, que «nacieron, vivieron, murieron o están enterrados en esta pequeña localidad situada a 18 kilómetros de Alcaraz, en el límite con la provincia de Albacete y Jaén».

De Aliaga, que participó, junto con Francisco Pizarro, en 1535 en la fundación de Lima y consiguió en 1551 una cédula real del emperador Carlos V para fundar la primera universidad de América», relata que «tras regresar a España, se instaló a vivir en esta localidad tras contraer matrimonio en 1552 con Juana Manrique, hija del III Conde de Paredes. Allí falleció y fue enterrado en la capilla mayor de la iglesia de San Sebastián».

En el caso de Rodrigo Manrique, que estuvo desde joven en la corte de Carlos V y participó con el emperador en sus campañas militares por toda Europa, su vinculación fue fatal porque «falleció, de una herida, en Villapalacios en 1541 y se conserva su lápida». Mientras, Luis Manrique de Lara, hombre de confianza de Felipe II, quien le encargó trasladar los restos de su familia, dispersos por media España, para enterrarlos juntos en El Escorial, «fue cura en Riópar y Villapalacios durante bastantes años, desarrollando una importante labor educadora y promoviendo obras de ampliación de la iglesia» en la segunda de esas localidades.

Por último, el cuatro protagonista de la obra,  «tras huir del pueblo por matar a un hombre, encontró refugio en la iglesia y acabó fundando conventos de Alcalá de Henares y Valencia para prostitutas arrepentidas. Su fama de hombre milagroso fue tanta que los reyes lo querían tener cerca y apenas podía salir a la calle porque todo el mundo quería tener un trozo de su manto, como si fuera una reliquia. Tras su muerte en 1604, Lope de Vega escribió una novela, El rústico del cielo, protagonizada por este villapalacense».

Más allá de lo curioso de esas historias vitales, Montañés no quiso que su obra se olvidase del resto de habitantes de aquella época e intenta reconstruir cómo era el Villapalacios de ese momento: «Cómo vivían y qué les preocupaba; en qué creían y qué temían los vecinos de Villapalacios de entonces; qué productos compraban, vendían y comían; cómo eran sus casas», entre otros aspectos