Gustavo Serrano Ortega es camionero desde el año 2007 y siempre ha hecho rutas internacionales, que le llevan a países como Francia, Alemania, Holanda, Bélgica, Austria y en alguna ocasión a Portugal, con el fin transportar en su cisterna productos como aceite, zumo o vino.

Desde el inicio de la crisis del coronavirus, afirma que hay más demanda de productos en los supermercados. «Ahora hay más trabajo, porque en los supermercados se consume mucho más».

Sin embargo, él no puede trabajar más horas de las que marca la ley, con lo que el principal cambio que ha notado en su vida diaria, se debe a las medidas de precaución que debe tomar, puesto que habitualmente tiene que ducharse y asearse en gasolineras y áreas de servicio.

El riesgo  de contagio también ha provocado cambios dolorosos en su vida privada. «En el ámbito personal si que he notado el cambio porque  procuro no ir a casa, para evitar el contagio a la familia, sobre todo porque mi mujer es de riesgo».

De esta forma, aunque desde que se inició el confinamiento ha pasado por su pueblo, no ha podido ver a su familia. «Aunque pase por Tobarra no voy a casa. Desde el 15 de marzo llevo sin dormir en mi cama, duermo en el camión. Mi idea es aguantar así un par de semanas más, esperaré a que se descongestionen los hospitales, a que haya mascarillas y equipos de protección para todos los sanitarios, que haya respiradores, que no estén colapsadas las UCIs y yo creo que en dos semanas todo estará mucho más controlado. Así empezaré a ir a casa y si tenemos la mala suerte de contagiarnos, por lo menos mi mujer podrá estar bien atendida, porque esto va a durar mucho más y no puedo estar cinco meses sin ir a mi casa».

Sin embargo, el estado de alarma también ha tenido su lado positivo. «En la vida he conducido como se conduce ahora, vamos casi solos por la carretera, es una maravilla, cruzas París sin atascos, Burdeos sin atascos, eso si ha mejorado».

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