La Guardia Civil sigue sin pistas del paradero de Ana Isabel Picazo Escribano, la vecina de Tarazona de la Mancha que lleva desaparecida desde hace más de un año. Así lo confirmaban ayer a La Tribuna de Albacete fuentes de la Benemérita, que cree que la marcha de la tarazonera pudo ser voluntaria, aunque nunca han descartado ninguna otra posibilidad.

 Concretamente, Ana Isabel Picazo desapareció el 29 de enero de 2021, cuando tenía 39 años de edad y se marchó de Tarazona en el coche de su madre, que conducía habitualmente. El coche aparecía a mediados del mes de febrero, poco más de dos semanas después de la desaparición, en la calle Valdeganga de Albacete capital.

Lo más curioso, es que en el vehículo no sólo se encontraban las llaves del turismo, sino también el teléfono móvil de la chica e incluso algunas cosas que había comprado con anterioridad en una gasolinera de la ciudad, de donde se obtuvo la última imagen de la albacetense.

Batidas. Con el fin de localizarla, la Guardia Civil ha realizado batidas en la zona donde apareció el vehículo, incluso en pozos, ante la posibilidad de que se hubiera quitado la vida o que estuviera muerta por otros motivos, sin embargo, ninguna de estas pesquisas ha dado resultado.

Aunque el coche apareció en las proximidades de la Estación de Autobuses y de la de tren, tampoco aparecía en las imágenes grabadas por las cámaras de vigilancia. A pesar de todo, su familia no ha perdido nunca la esperanza de encontrarla. De hecho su hermana Mayte ha realizado varias pegadas de carteles en la zona donde apareció el coche y también en varios pueblos de la sierra y es que se planteó la posibilidad de que se hubiera ido a uno de estos pueblos en autobús, ya que una cámara de seguridad de los andenes de la estación estaba estropeada y podría haber tomado uno de esos autobuses, cuyo billete se compra en el vehículo.

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