Óscar Dejuán

Óscar Dejuán


La ley del listón

04/04/2022

El pasado martes, el Consejo de Ministros aprobó el Real Decreto que desarrolla la Ley Celaá en la ESO. Desaparecen las calificaciones numéricas y los exámenes extraordinarios. Con independencia del número de suspensos, los alumnos podrán promocionar si el claustro lo estima oportuno. La Filosofía es sustituida por Valores cívicos y éticos cuyos temas estelares son Ecofeminismo y Derechos LGTBQ+. La Historia dejará paso a la Memoria Democrática donde no tienen cabida la Conquista de América, la Revolución Francesa y todo aquello que tenga que ver con un pasado imperialista y burgués.
A mi entender, lo más lamentable de la reforma educativa es el desconocimiento de la naturaleza humana que delatan estas reformas y contrarreformas. Cuando empezaba mi periplo docente tuve la suerte de charlar con un profesor de ingeniería. «Es obvio que la mayoría de los alumnos van a la ley del mínimo esfuerzo. Afortunadamente nos corresponde a nosotros poner el listón a una altura razonable. Ya lo bajes, ya lo subas, constatarás que la mayoría lo pasan por los pelos, unos pocos irán sobrados y otros se quedan atrás. La ley del listón se contrapone a la del listín. Me refiero a esos estudiantes y políticos que tratan de remediar la ausencia de formación e interés bajando la exigencia».
Los errores de una etapa educativa se trasladan a la siguiente. Hoy eliminan los exámenes y las calificaciones en la ESO. Mañana habremos de hacer otro tanto en el bachillerato y pasado mañana en la Universidad. ¿Y por qué no suprimir exámenes tan memorísticos como el MIR y las oposiciones a la magistratura? Nuestros políticos confunden teorización con memorización; desconocen que no hay nada tan práctico como una buena teoría. Afortunadamente, cualquier círculo vicioso pueden ser revertido en uno virtuoso. Basta con que la comunidad educativa tenga un mínimo de lucidez, voluntad y perseverancia.