La población de riesgo intenta mantener aislamiento absoluto

J.G.
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La ayuda a domicilio permite a varias personas evitar salir a la calle

María Castillo conversa con su madre, en la vivienda que residen. - Foto: Rubén Serrallé

María Castillo está operada de cáncer de mama (aunque ya finalizó el tratamiento) y tiene asma bronquial, lo que la convierte en población de riesgo frente al coronavirus, al igual que su madre, María Belmonte, que tiene 86 años. «Tengo mascarillas y aún así me da miedo salir a la calle. Mi madre ya no salía antes, porque le cuesta andar y no tenemos ascensor».

Mientras muchos sueñan con tener un perro para poder ir unos minutos a la calle, a ellas les aterra salir por los posibles contagios, algo que afortunadamente consiguen evitar, gracias a que tienen ayuda a domicilio. «Hay una mujer que viene y nos va a comprar y limpia. En ese sentido estamos bien, si no fuera así todo sería mucho más difícil. La mujer que viene a casa va con mascarilla y guantes, bien preparada, con gel hidroalcohólico y con todo, porque no viene sólo aquí, va a más casas».

Aunque su madre se entretiene mucho con la televisión y ambas se hacen compañía, María Castillo reconoce que a veces se le hace duro estar siempre en casa, aunque sabe que la salud es lo primero. «El encierro es un poco pesado, a veces apetece salir a la calle, afortunadamente tengo el balcón, pero al hacer frío me paseo más por la casa».

Además de oír música y leer, María Castillo y su madre no faltan a la cita para aplaudir a los sanitarios, ya que es de justicia y rompe la monotonía. «Aplaudimos a los sanitarios, se lo merecen, yo he tenido operaciones de urgencia y estoy muy contenta con su trabajo y más ahora».