Cómo afrontar la realidad que vivimos

Amparo Vizcaíno
-

La psicóloga y miembro del movimiento de Cursillos de Cristiandad, Amparo Vizcaíno, ofrece unas pistas para encarar estos días

Procesión del Calvario que se celebra cada Viernes Santo en Tobarra. - Foto: José Miguel Esparcia

La tribulación que nos acecha era algo inimaginable, para cualquiera de nosotros. Un ser microscópico ha puesto en jaque a todo el Planeta. Esta situación puede llevarnos a tener sentimientos y emociones de miedo, temor, confinamiento, encierro, impotencia, incertidumbre, preocupación, asedio, frustración, desesperación, dolor, sufrimiento, etc. Todo esto nos puede derivar a dos estados anímicos diferentes: El primero, un estado rumiante de pensamientos negativos avocados a la depresión y/o ansiedad. El segundo, un estado espiritual de esperanza, buscando la propia paz interior y volviendo nuestra mirada a Dios. Ya que Él es el único capaz de infundirnos la paciencia y la fuerza, que necesitamos en estos difíciles momentos de purificación, penitencia, conversión y Gracia. Nosotros elegimos cómo decidimos vivir esta complicada realidad. Con paz o con desasosiego.
Si elegimos la primera opción, ahí van algunas pautas que nos ayudarán a conseguirlo: Mantente alegre. El solo hecho de sentirte amado por Dios es motivo más que suficiente;Mensajes positivos. Piensa que esta situación es pasajera y cada día superado es un motivo más de esperanza.Ríe, no dejes de reír. Cuenta chistes, recuerda y comparte con los tuyos episodios alegres, ríete hasta de ti mismo si es necesario. Que la risa forme parte de tu día a día. De esa forma tu organismo liberará endorfinas y dopamina, que contribuirán a reducir el estrés y la ansiedad que la cuarentena pueda producirte; Márcate un horario y mantente ocupado. Aprovecha para dedicarte tiempo a ti mismo;Comunícate con el exterior. Pero, ¡cuidado con las redes sociales!, no vaya a ser que te vuelvas un adicto;Haz ejercicio físico cada día. No necesitas tener un gimnasio en casa para cuidar tu cuerpo sanamente;Establece una rutina para tu vida de piedad. Intensifica tu relación con Dios, ahora dispones de todo tu tiempo;No caigas en excentricidades y vive tu espiritualidad con naturalidad. Los aspavientos y derrotismos no te hacen bien ni a ti, ni a los demás;Evita la gula o cualquier conducta alimentaria que se le asimile. Estamos en Cuaresma, teniendo el frigorífico y la despensa constantemente a mano, el sacrificio es mayor; Quiérete, ofrece a los demás lo mejor de ti mismo y no dejes de confiar en Dios. «Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré» (Mt 11,28).

(MÁS INFORMACIÓN EN EDICIÓN IMPRESA)