Molina, Peñaranda y Caballero salen en hombros en Iniesta

Pedro Belmonte
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La terna de novilleros, que se repartió ocho orejas, demostró el buen momento que atraviesa ante algo más de media entrada en una tarde en la que se lidiaron astados de El Tajo y Martín Arranz

La terna salió en hombros. - Foto: Pedro Belmonte

Muchas caras conocidas en la tarde de ayer en la plaza de Iniesta para ver una novillada con tres novilleros de máximo interés, Molina, Peñaranda y Caballero, una terna en lo alto, que sólo congregó a algo más de media plaza, lidiándose utreros de El Tajo y Martín Arranz, bien presentados, nobles y de distinto juego.

Abrió plaza un novillo cuajado, al que Molina pasó suave con el capote intercalando una chicuelina muy ajustada y de manos bajas. Un buen puyazo bien cogido por parte de Dani López quedando complicado para banderillear. Lo brindó al público y pudo con el animal, que se lo pensaba mucho, embistiendo con violencia y sin clase. Firmeza, valor y mando con la muleta, sin dudarle un momento. Pisa terrenos José Fernando muy comprometidos, con serenidad y sabiendo lo que hace. Dos pinchazos y media estocada necesitó para terminar con el utrero, cortando una oreja.

Faena de lio gordo la que le cuajó Molina al cuarto, un novillo al que recibió con un ramillete de hasta siete verónicas, con encaje, suaves, templadas y «gajo». El novillo no fue una malva, sino que tuvo sus complicaciones, debiéndole tragar y quedarse quieto. La faena tuvo técnica, la actitud del novillero fue de máximo valor y una firmeza increíble, prácticamente se subió encima, finalizando con circulares por la espalda eternos. Dos pinchazos antes de una estocada le facilitó la oreja que le permitió abrir la puerta grande. 

El segundo, primero del lote de Alejandro Peñaranda, fue un novillo con mejores hechuras que el que abrió plaza y con mejor comportamiento, mas clase, humillación y poca fuerza, pero que le permitió expresarse al torero. Bien lidiado por Javier Perea y un buen par de Palomeque, fue el preludio de una faena intermitente, pero que con la mano derecha le cuajó una tanda por abajo, templada y ligando los muletazos. No fue sencillo el novillo, no por el peligro que pudiese desarrollar, sino por las teclas que tuvo que tocar e cuanto a distancias, que supo solucionar. Faena con compostura, que finalizó con una estocada algo contraria que fue premiada con las dos orejas.

Novillo destartalado y de hechuras feas el quinto, con el que Peñaranda anduvo valiente y consintiendo quedadas, ya que al tercer muletazo se orientaba, tas haberse tragado dos con cierta franqueza. Resultó cogido sin consecuencias aparentes, saliendo dolorido del trance, pero volvió a la cara con el mismo ímpetu. Se atascó con la espada, necesitando de tres pinchazos antes de cobrar una buena estocada, paseando una oreja.

Con cuajo el que saltó en tercer lugar con el hierro de El Tajo, al que toreó suave por verónicas de salida Manuel Caballero. Tuvo complicaciones para ser banderilleado, cortando en el viaje. A la muleta llegó con entrega, aunque protestaba al final del muletazo, lo que corrigió el torero a base de mucho temple y suavidad, sin un tirón, con elegancia y buena compostura. Le dio la distancia precisa, le ligó los muletazos y consiguió componer una faena de buen corte, con momentos excelentes. Se adornó e los finales con ayudados por bajo muy toreros y terminó con una estocada que hizo rodar al novillo sin puntilla, cortando las dos orejas.

El sexto no se definió hasta el ultimo tercio, un animal con cuajo y que desarrolló nobleza, cayendo en manos del temple de Caballero, que lo cuajó perfectamente por el pitón izquierdo, sucediéndose pasajes al natural, muy lentos y con clase. Una buena faena, que no tuvo un buen remate con la espada, cortando una oreja.