El médico militar Julio Carbayo Herencia ya ocupa su sillón número cuatro como académico de la Real Academia de Medicina de Castilla-La Mancha. El doctor Carbayo apasionado de la Aeronáutica y la Medicina es natural de Alcázar de San Juan (Ciudad Real), y todo un referente en la investigación del riesgo cardiovascular, como miembro del grupo de investigación GEVA.
Ha sido médico militar de la Base Aérea desde 1983 hasta 2013, etapa en la que como sanitario ha participado en varios conflictos bélicos.
¿Lo que durante meses era una propuesta de nombramiento como académico, publicada en el Diario Oficial, esta semana se convertía en una realidad?
Sí, efectivamente he pasado a ocupar el sillón número cuatro de la Real Academia de Medicina. Estoy muy orgulloso, porque desde la Sociedad de Medicina y Cirugía a la cual he pertenecido casi desde que llegué a Albacete, ha sido un empeño que el trabajo desarrollado en esta entidad y los frutos recogidos se pudieran convertir en Academia. La verdad es que los fundadores y promotores de la Academia tenemos ganas de que la institución inicie su actividad científica y tenga cierta autonomía, queremos servir a la sociedad que es para lo que se ha creado la institución, pero antes hay que cubrir todas las vacantes que faltan.
¿Como médico militar que ha sido durante varias décadas en la Base Aérea de Los Llanos, estará satisfecho por la implicación de sus compañeros del ejército en las tareas de rastreo y control de la pandemia del coronavirus?
Tengo constancia de ello, porque tengo dos hermanas enfermeras, una de ellas ha trabajado como enfermera y ha tenido ocasión de trabajar en primera línea con los militares en el rastreo de contagios, y ver su dedicación y colaboración. El equipo sanitario en su conjunto de la Consejería de Sanidad ha quedado muy contento de la actuación de los militares en la lucha contra la pandemia del coronavirus.
Aunque ahora está retirado como médico militar ¿cuántos años ha estado destinado en la Base Aérea?
Yo llegué en el año 1983 y estuve ejerciendo como médico militar en la Base hasta el 2014, el último año en la Academia General del Aire. Hubo una época en la que también tuve una compatibilidad una consulta de Medicina General, lo cual me vino bien porque a partir de ese momento pude entrar en un grupo de Albacete de investigación en enfermedades cardiovasculares y eso colmó mis expectativas complementarias al mundo aeronáutico de la Base. El grupo GEVA me acogió y hemos conseguido muchos logros y tener una gran actividad, con más de 200 comunicaciones presentadas y participar en nueve tesis.
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