George Szell, 50 aniversario

Antonio Soria
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Su culminación profesional llegó tras ser nombrado director de la Orquesta de Cleveland, frente a la que permaneció hasta su muerte en 1970

George Szell sometía a sus músicos a una férrea disciplina. - Foto: A.S.

Considerado un niño prodigio que daba recitales de piano con tan sólo 11 años de edad, György Szell pudo hacer realidad su sueño americano, triunfando en el Nuevo Continente en su madurez donde culminó su carrera con la Orquesta de Cleveland, situándola en el top de las orquestas a nivel mundial.

De pequeño estableció estrecha amistad con el gran pianista Rudolf Sherkin, condiscípulo con él de su maestro Richard Robert. Sherkin también fue reconocido como un niño prodigio por una sociedad tan amante de la buena música como la vienesa. A los 12 años debutó como solista con la Orquesta Sinfónica de Viena. En esta ciudad estudiaron ambos, Szell y Serkin, se convirtieron en amigos y colaboradores musicales de toda la vida.

El carácter de Szell, por lo que llega hasta nosotros, fue algo así como el de un Dr. House con batuta, un hombre de excepcional talento, formación e intuición, si bien una de sus cualidades no era precisamente el trato a las personas de su entorno. A menudo trataba de forma colérica a los músicos de la orquesta, que lo sufrían como un «aristócrata observador». No es el único con esta fama en el mundo de los directores de orquesta. Karajan también era célebre por no mirar jamás a los ojos de sus músicos.

Consciente de que como pianista y compositor no conseguiría hacer la carrera internacional que le llevase al estrellazgo, Szell supo aprovechar una ocasión de oro para elevar por primera vez su batuta ante la Filarmónica de Berlín sustituyendo al titular sin arredrarse lo más mínimo por tener sólo 17 años. Y no lo hizo mal, como lo atestigua el hecho de que el prestigioso compositor Richard Strauss, de quien había interpretado en tal concierto su poema sinfónico Till Eulenspiegel, le invitó como su ayudante al frente de la Ópera de Berlín, donde permaneció entre 1914 y 1917. De allí se trasladó a la Ópera de Estrasburgo donde sucedió al Otto Kempler por recomendación del propio Strasuss, hasta 1919.

Dos décadas, hasta 1939, estuvo ocupando varios cargos, incluidos la dirección del Teatro Alemán de Praga (1919-21), Compañía Berlín Broadcastin (1921-29) compaginando con Darmstadt (1921-22), Düsseldorf (1922-24) o el puesto de director principal de la Ópera de Berlín (1924-29) y emprendiendo carrera internacional que le llevó, en el momento del estallido de la segunda guerra mundial a Australia.

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