Editorial

Los propios intereses chocan de nuevo con el sentido de Estado

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El Congreso de los Diputados volvió ayer a vivir una sesión de control al Gobierno cargada de crispación y descalificaciones. Mientras el Ejecutivo de coalición trata de parapetarse en torno a su prolífica aprobación de leyes e iniciativas para poner coto a la crisis sin hacer autocrítica sobre los nubarrones económicos que se atisban, la oposición sigue su hoja de ruta, tratando de minar la credibilidad de Sánchez y de sus socios, con continuos reproches, acusándoles incluso de estar incumpliendo la Constitución. La ruptura de las negociaciones para renovar el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) centra ahora un debate que no sirve para desbloquear el Poder Judicial y que ha generado una brecha aún más profunda. La reforma del delito de sedición para rebajar las penas que conlleva y que, según fuentes del PP, Sánchez había negado a Feijóo, ha provocado que cualquier puente de entendimiento entre ambas partes salte por los aires. Las posturas son inamovibles y abren la puerta a que otros partidos, en este caso Unidas Podemos, planteen soluciones a la carta. En río revuelto, ganancia de pescadores.

Ayer, por boca de su portavoz, Pablo Echenique, la formación morada tendió la mano al PSOE para renovar el CGPJ con una reforma para rebajar las mayorías a la hora de elegir a los miembros del órgano de Gobierno de los jueces. La idea, que no es nueva, trata de imponer la mayoría absoluta para designar los 12 vocales que debe elegir el Parlamento, en lugar de las tres quintas partes, como ahora está establecido. La aritmética permitiría esta posibilidad, pero situaría a Sánchez en una encrucijada, ya que, como advirtieron desde el propio PP, llevarla a cabo, dejando la mayoría en manos de ERC o Bildu, significaría la 'penúltima traición' a la Carta Magna. El PSOE ya descartó la posibilidad confiando en que la negociación con el PP se podía reconducir para llegar a buen puerto, pero ahora, tras la ruptura con Feijóo, podría estudiar la iniciativa que le plantean sus socios de Gobierno.

A algo más de medio año de que se celebren unas cruciales elecciones municipales y regionales, cualquier movimiento en falso puede desencadenar un cambio en la intención de voto de una parte de la ciudadanía. Sin embargo, tanto PSOE como PP tienen la obligación de volver a intentarlo, alcanzar el consenso y solventar la parálisis del Poder Judicial, dejando a un lado sus propios intereses y demostrando su sentido de Estado. ¿Es más necesario ahora rebajar las penas por el delito de sedición que proceder a la renovación del CGPJ? Pónganse a trabajar y resuelvan el bloqueo. La crispación no soluciona problemas, señorías.