Un juego para enganchar

Ana Martínez
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Clubes de lectura infantiles como el de Villamalea utilizan dinámicas divertidas para fomentar la creatividad de los menores

Uno de los grupos de los talleres infantiles de lectura de Villamalea. - Foto: J.E.

Para una población de 4.000 habitantes, la Biblioteca Municipal de Villamalea cuenta con tres clubes infantiles, uno juvenil y dos para adultos, en los que participan algo más de un centenar de vecinos.

Para bibliotecas como la de Villamalea, estos clubes de lectura suponen un acicate para que niños y jóvenes no entiendan los libros como una obligación, sino como una afición que proporciona mucho bienestar personal.

Juani Escribano Jiménez es bibliotecaria de Villamalea y encargada, junto a su compañero, de dinamizar los tres clubes de lectura infantil que gestionan, llamados talleres de lectura. Se reúnen una vez al mes y realizar dinámicas a base de juegos y actividades plásticas para fomentar la creatividad de los menores, en base a un tema por curso.

Este año, según explica la propia Juani Escribano, están trabajando la mitología, mitos hasta los que se están acercando los 38 niños de siete a nueve años que forman estos tres talleres: «Ahora ven  la lectura como una obligación, no como un placer, y por eso los acercamos al libro a través del juego», añade la bibliotecaria villamalense, que indica que estos talleres son voluntarios y, curiosamente, «ningún niño de los que se inscribe a principio de curso suele fallar, porque son muy divertidos, se lo pasan muy bien, y al ser mensuales, no se cansan». De media, cada taller de lectura infantil lee entre ocho o nueve títulos al año y en su composición se registra el mismo número de niñas que de niños. Igualdad que no se registra entre la juventud, donde ya se va viendo la diferencia entre lectoras y lectores: «Las chicas son más participativas y leen más, sobre todo literatura romántica», subraya Juani Escribano, que asegura que, en el caso de esta Biblioteca, las usuarias son preferentemente mujeres, mayores de 50 años, que retiran préstamos de libros con una frecuencia de tres semanas.