Parecía una de esas 'coñas' que la grada rival improvisa en medio de la desgracia ajena. Ejemplo: están felices los 'creativos' del Santiago Bernabéu con el «Xavi, quédate» o el «'Cholo', quédate» de esta temporada. Pero no. No iban por ahí los tiros (aunque sonasen similares) porque la desgracia era propia: el público de La Cerámica le cantó el «¡Quique, vete ya!» a Setién. Inmediatamente, busqué la fecha en que firmó y fue presentado: 25 de octubre. Empiezas a sacar dedos y casi te llega con los de las manos: 13 días en el cargo. Vuelves a pensar que es una 'coña', una forma original de protesta contra una situación y no contra un entrenador que ni ha terminado de deshacer la maleta... pero, ¿y si no? ¿Y si real y no-tan-extrañamente quieren a Quique Setién fuera cuanto antes?
Cuando el público pita suele hacerlo por hartazgo. El destinatario de la bronca suele ser alguien que lleva el tiempo necesario para ser considerado como 'no apto' para el puesto: lo mismo el entrenador que el delantero que no marca. Pero la gente del Villarreal, los que gritaban contra el banquillo, considera tiempo necesario el pasado reciente de Setién, el técnico que sustituyó a Valverde en enero de 2020 e instaló un juego primero parsimonioso y, finalmente, perdedor en 'can Barça', el que se 'comió' el 2-8 ante el Bayern, salió bufando contra el club y terminó 'rajando' hasta de Messi. La intoxicación mediática es grande cuando el elegido ha estado sentado en uno de esos dos banquillos eléctricos, Bernabéu y Camp Nou. Hay demasiada información: por eso los del «¡Quique, vete ya!» tienen suficiente material como para pedir la cabeza del técnico después de apenas dos semanas y cuatro partidos sin victoria. No es un simple «no me gustó lo que trajiste»; es, más bien, un «ya lo conocemos de sobra... y no va a funcionar».