Editorial

Las armas para la paz en Ucrania partieron desde la base de Los Llanos

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Desde la base aérea de Los Llanos despegaron ayer dos aviones A-400 de carga pertenecientes al Ejército del Aire en dirección a algún punto de Polonia, próximo a la frontera con Ucrania. En sus bodegas, albergaban 1.370 lanzagranadas anticarro, 700.000 cartuchos de fusiles y ametralladoras ligeras, procedentes del Ejército de Tierra. Estas armas serán entregadas a las autoridades ucranianas, que se harán cargo de su transporte hasta la frontera y podrán ser empleadas como defensa ante la invasión de Rusia. Está previsto que un nuevo envío se produzca hoy con otras dos aeronaves cargadas de armamento para el pueblo ucraniano.

El objetivo de estos envíos de armas para Ucrania no es otro que dotar al ejército de aquel país e, incluso, a su población de elementos de protección y disuasión ante la inaceptable invasión llevada a cabo bajo las órdenes de Vladimir Putin. Lo que el mandatario ruso pensaba que iba a ser un avance de sus tropas rápido e indoloro puede convertirse en un conflicto dramático y de consecuencias insospechadas. El pueblo ucraniano tiene todo el derecho del mundo a repeler el ataque ruso, ya que en el siglo XXIes inaceptable que una nación intente anexionarse a otra por el uso de la fuerza y con muertos de por medio. Ya no es cuestión de heroísmo, es cuestión de Justicia que las fronteras se mantengan tal y como están, porque no toda la población ucraniana es prorrusa, es más, los partidarios de volver a formar parte de Rusia son minoría y la reacción de la población civil ucraniana así lo demuestra desde que el presidente Putin violó las fronteras que separaban los dos países.

Las armas que partieron ayer desde la base aérea de Los Llanos no pretenden fomentar un conflicto bélico como tal, sino que, por muy antagónico que parezca, pretenden volver a instaurar la paz. El Ejército ruso es infinitamente superior al ucraniano, que cuenta el apoyo de la población civil, por lo que es necesario que no exista tanta diferencia de fuerzas entre ambos bandos. Europa manda armas para combatir el avance ruso, mientras que las negociaciones diplomáticas se chocan una y otra vez contra el muro de la incomprensión. Al menos, los dos bandos consiguieron alcanzar un acuerdo para habilitar corredores humanitarios y evacuar a aquellos civiles que quieran salir de Ucrania, pero, como dijo el presidente de la República Francesa, Emmanuel Macron, «lo peor está por venir», después de intentar mediar con su homólogo ruso, Vladimir Putin.

Por el bien de la humanidad, esperemos que la guerra se resuelva lo antes posible y por la vía diplomática, aunque actualmente las posiciones estén aún demasiado distantes.