"Me importa jugar, ¿por qué no hacerlo con mis compañeros?"

C.G.
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Mireia Rodríguez, integrante del Club Balonmano Albacete de Segunda Territorial, será la primera mujer española en jugar en un equipo mixto de balonmano

Mireia lanza a puerta durante el entrenamiento de ayer. - Foto: Rubén Serrallé.

A Mireia Rodríguez (Roca del Vallés -Barcelona-, 1990) le ha cambiado la vida en los últimos días por su relevancia pública tras conocerse que será la primera mujer en engrosar las filas de un equipo español de balonmano masculino. Lo hará en el Club Balonmano Albacete, en Segunda Territorial, donde ya ha disputado un amistoso frente al Retamar con buenas sensaciones. Diseñadora de accesorios para bebé (es madre de Leo, su hijo de tres años) y de familia apegada al deporte (es esposa del jugador del Albacete Rubén Martínez),  su perseverancia en cumplir su sueño la convierte en pionera en romper 'techo de cristal' para la mujer.

 

¿Cómo lleva este interés inusitado por ser la primera mujer en un equipo masculino de balonmano?
No hay otro caso y ya me dijeron que solo podía conseguirlo por mi cabezonería. Soy una enferma del balonmano, hablé con la presidenta de la Federación de Castilla-La Mancha y me dijo que esto era muy importante. Como jugaba a un nivel tan básico no le daba tanta importancia, pero parece que la gente se la ha dado.

Habrá sido más sencillo con la acogida favorable de los clubes, empezando por el suyo, y la propia Federación.
Los compañeros me acogieron así desde el primer día, al igual que la junta directiva, el presidente y el entrenador, todos me apoyaron. Les preguntaba si se imaginaban que me dejaran jugar con ellos, pero parecía una fantasía porque suponía un precedente con la duda de si nos iban a dejar. Cuando me dieron la equipación no me lo creía y en el primer partido tenía el corazón encogido hasta que me puse las pilas.

¿Y por qué no? Supongo que se haría esa pregunta.
¿Por qué no? Esa es la razón de mi vida. Tengo cultura deportiva y lo que me importa es jugar, me da igual. Como me sentía tan cómoda con mis compañeros me pregunté por qué no podía jugar con ellos, y como todos en el club apoyaban mi visión, me pareció lo más normal del mundo. Por eso no me imaginaba que fuera a tener tal repercusión.

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