Los que tratan de descalificar a Ramón Tamames con el pretexto de que es demasiado viejo para presentar la moción de Vox contra el PSOE de Perico Sánchez se equivocan de medio a medio. Lo de la juventud y la vejez son conceptos relativos, ya que algunos hombres con 90 años tienen la mente joven, mientras muchos de 30 son verdaderos ancianos, porque sus cabezas parecen servirles solo de adorno sobre los hombros.
Conozco a Ramón desde que ambos éramos jóvenes e iniciábamos nuestras respectivas andaduras, él en la política, sin dejar nunca su condición de abogado, hijo de médico famoso, y quien esto firma como periodista que sólo dejaba atrás la hambruna de la incivil guerra y las insalvables, dificultades de ser hijo de un trabajador del campo y de izquierdas. Casos ambos que se daban con asiduidad en el alborear de la democracia. 
Pero la cuestión no está en los años del carné de identidad sino en la sorpresa que produce ver a Ramón, figura destacada del Partido Comunista en la transición, presentando, de la mano de Abascal, una moción de censura elaborada y apadrinada por Vox, el partido más a la derecha de la derecha de Fraga, Aznar, Rajoy y Feijóo. 
A uno le cuesta entender que malos mengues han llevado a Tamames a tan sorprendente decisión, que se da de bruces con su historial político. ¿Y no será que lo que pretenden es hacerle el caldo gordo a Abascal, en perjuicio de las estrategias de Feijóo? Con esta tropa política conviene siempre ponerse en lo peor. Abascal suele jugar a dos bandas, en beneficio, propio muy a menudo. Al tiempo…
Cuando la derechas se dan puñaladas entre ellas, la izquierda se frota las manos. Pese a todo, el mundo sigue andando. Y a uno le dan ganas de gritar: ¡Por favor, que lo paren que me bajo…!