Editorial

El puerto seco de Albacete se sitúa en la encrucijada del debate político

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Es un proyecto estratégico y vital para la capital y para la provincia y quizás también para la región, por lo que debe estar por encima de los intereses partidistas de unos y otros

Después de varios meses sin noticias de la plataforma logística intermodal de Albacete -más conocida como puerto seco-, esta semana las instituciones involucradas en el proyecto -véase Ayuntamiento, Diputación, Junta de Comunidades y Autoridad Portuaria de Valencia- suscribieron en Fuensalida un protocolo de actuación para la futura infraestructura logística. No es más que poner negro sobre blanco las intenciones de cada uno de los actores intervinientes, que estuvieron representados por los máximos mandatarios de cada institución.

A partir de este momento, el proyecto del puerto seco entró de lleno en las escaramuzas de la precampaña electoral. Mientras que el PSOE se mostraba satisfecho con la firma del documento -todas las instituciones están gobernadas por los socialistas-, el PP desconfiaba de la firma y sus dirigentes locales y regionales aseguraban que se trataba de un canto al sol sin ningún contenido con fines electoralistas. Además, su presidente regional, Francisco Núñez, apostaba por una alianza de Castilla-La Mancha con Madrid y Andalucía, es decir, girar y dar espalda al Mediterráneo, es decir, a la salida tradicional de buena parte de la región, sobre todo Albacete y Cuenca, al mar Mediterráneo.

Durante décadas, la creación del puerto seco en la capital albacetense es un objetivo anhelado tanto por las administraciones públicas como por el empresariado. Varios fueron los intentos y todos acabaron en fracaso. En esta ocasión, todas las instituciones están alineadas en pro del proyecto y la iniciativa no parte de ninguna, sino que es obra de una empresa, Grupo Candelo, que logró además contar con el apoyo de la Autoridad Portuaria de Valencia, lo que garantiza un flujo constante de mercancías. También consiguió que importantes empresas del sector logístico mundial estén interesadas en que el puerto seco sea una realidad en los próximos años.

Ahora que el proyecto está más cerca que nunca, el puerto seco no puede entrar en el debate político, ni para bien -porque unos se vanaglorien de ser los artífices- ni para mal - que otros lo critiquen por considerarlo partidista-. Es un proyecto estratégico y vital para la capital y para la provincia y quizás también para la región, por lo que debe estar por encima de los intereses partidistas de unos y otros.

Las paradojas de la política pueden llevar a que lo que unos aprueben y pongan en construcción, los contrarios lo inauguren, siempre con la empresa tractora como protagonista, no hay que olvidarlo. Todo dependenrá de los resultados electorales del 28 de mayo en el Ayuntamiento, la Diputación y la Junta de Comunidades. Veremos a ver qué ocurre.