Una plataforma tocada ¿y hundida?

G.F. (SPC)
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Las investigaciones judiciales abiertas a Mónica Oltra y Ada Colau hacen tambalearse el proyecto integrador, abierto y de izquierdas, que impulsa la vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz

De izquierda a derecha, en la imagen icónica del germen de la plataforma, Ada Colau, Mónica García, Mónica Oltra, Yolanda Díaz y Fátima Hamed. - Foto: EFE

Han pasado poco más de cinco meses y la plataforma integradora de izquierdas que busca poner en marcha la vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, no termina de carburar. Es más, los procesos judiciales en los que se han visto envueltas dos de las columnas que tendrían que sostenerla, la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, y la vicepresidenta de la Generalitat Valenciana y líder de Compromís, Mónica Oltra, la están haciendo tambalearse.

Incluso no son pocos los que auguran que los pleitos que ambas arrastran -Colau incluso ya ha tenido que declarar ante el juez como investigada por el caso de las subvenciones concedidas a entidades afines- acabará teniendo el efecto de un torpedo en la línea de flotación de una plataforma que, a pesar del empuje con que se presentó, todavía no ha salido de puerto. Colau se enfrenta a las acusaciones de prevaricación, fraude en la contratación, malversación de caudales públicos y tráfico de influencias.

A la sacudida que supuso la causa de la regidora catalana, se une ahora la de Oltra, con una resolución mucho más incierta. Recientemente, el juez que lleva el caso solicitó al Tribunal Superior de Justicia su imputación por su actuación ante el abuso sexual de su exmarido a una menor en un centro tutelado. El instructor considera que existen «indicios racionales, serios y fundados de participación» en los hechos que están siendo investigados y advierte además «que en ningún momento existió una voluntad cierta» de esclarecerlos.

La decisión de Yolanda Díaz de embarcarse en esta aventura política tomó cuerpo el 13 de noviembre del pasado año, cuando la vicepresidenta segunda del Gobierno y por entonces posicionada como previsible candidata de Podemos, se dio todo un baño de masas en Valencia en un acto que fue bautizado como Otras Políticas. En una fotografía icónica se la vio, exultante, compartiendo escenario y abrazos con la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, la vicepresidenta de la Generalitat Valenciana y líder de Compromís, Mónica Oltra, la portavoz de Más Madrid, Mónica García, y la líder del ceutí Movimiento por la Dignidad, Fátima Hamed.

Aquel acto fue considerado de forma unánime como el inicio de esa plataforma de unión de las izquierdas comandado por la propia Díaz, cuyo lanzamiento ha anunciado luego en varias ocasiones, aunque por el momento sigue sin terminar de fraguarse.

Transcurridos algo más de cinco meses después de aquella jornada multitudinaria, ese amplio frente con vocación alternativa no está en marcha y lo que es peor, los problemas judiciales de dos de las líderes del encuentro de Valencia amenazan con asfixiar una iniciativa con la que Díaz siempre subrayó «estar muy ilusionada».  Esa fotografía inicial ya no parece posible.

Gira y reflexión

La vicepresidenta segunda del Gobierno, quien por ahora no ha trasladado públicamente una decisión sobre su futuro político, anunció el pasado mes de febrero su intención de emprender una gira de varios meses por el territorio nacional para pulsar opiniones de todo tipo y una vez concluido ese proceso aseguró que «reflexionará» hacia donde dirigirá sus próximos pasos.

El respaldo popular parece tenerlo. Desde que asumió el liderazgo de Unidas Podemos en el Gobierno, no ha hecho más que crecer en las encuestas. Y cada barómetro del CIS así lo refleja. Yolanda Díaz, quien ha cosechado hasta 14 acuerdos en la mesa del diálogo social, lleva meses siendo la líder política mejor valorada.

Esa podría ser una buena carta de presentación para poner a andar su plataforma sobre cuyo nombre tampoco se pronuncia. Ella y su equipo barajan «alguna idea», aunque no ha revelado nada más. Otra incógnita a añadir a la lista de las que deben ser despejadas.