Antonio Campos estrena en Madrid su versión de La Celestina

Emilio Martínez
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A partir de 13 de agosto, con producción de Albacity, el actor interpretará todos los papeles

Imagen del actor Antonio Campos en una de sus visitas a la ciudad. - Foto: Rubén Serrallé

«La elección fue por reto, porque hacer esta obra era enfrentarse al más difícil todavía. Sí, porque La Celestina es la madre del cordero, una creación que está entre la novela por la extensión de sus parlamentos, el teatro por la composición de sus personajes y el cine por la cantidad de escenarios múltiples y planos paralelos». Así justifica Antonio Campos, uno de los más polivalentes actores de que goza el panorama español actual, su decisión de afrontar La Celestina, con producción de Albacity Corporation y la Fundación Siglo de Oro, y de llevarla a Madrid, dentro del prestigioso Festival Cervantino, dedicado a grandes textos de nuestra literatura y dramaturgia. Las representaciones serán entre el 13 y el 29 del próximo mes de agosto.

Y es que el binomio de la productora y el actor albacetense, ya con una larga lista que reúne decenas de éxitos y giras por todo el país, es absolutamente imbatible en Madrid, donde siembra y recoge la cosecha. Porque, al margen de otras actuaciones en diversos escenarios de la capital española, incluido el Teatro Español con la legendaria Los amores oscuros –pendiente de repetición-, va a ser la única compañía que repite en el cartel Cervantino por tercer año consecutivo.

Campos, que afirma hablar en su nombre y en el del gestor cultural Carlos García Navarro, con el que formó la productora hace ya tres lustros largos, valora lo de recoger después de sembrar, «que no ocurre siempre, ni mucho menos». «Todo surgió el año pasado tras las representaciones del Lazarillo, hablando con Rodrigo Arribas organizador y gerente del Festival, al que le expliqué mi obsesión con la obra y con representarla con idéntica fórmula al Lazarillo, como actor solista».

La obcecación del actor por este circense más difícil todavía en torno a esta legendaria obra de Fernando de Rojas, también conocida como Tragicomedia de Calisto y Melibea, ha ido cuajando durante los dos meses más graves de la pandemia con el confinamiento obligado, ya que Campos ensayaba en su domicilio, siguiendo las instrucciones del director Lluis Elías, ya responsable de esta tarea en el Lazarillo y al que el actor considera como su «maestro y padre teatral».

Ambos tuvieron la suerte de que el Elías se desplazara desde Cataluña a Albacete una semana antes de que estallase la alarma y al ver cómo avanzaban los acontecimientos – «también una tragedia, pero tristemente real», puntualiza el actor- decidieron tirar para adelante «para crear, sin ruido, ni reuniones». Aprovechando la oportunidad única, y decidiendo que esta obra sería hija de una pandemia: «Lo que nos daría como resultado una obra totalmente distinta por lo especial de la situación», comenta Campos, que resume: «Simplemente hicimos lo único que sabemos hacer, soñar y hacer latente lo soñado».

(Más información en la edición ímpresa).