La cara 'B' de una nevada tan  inusual como que cayó esta semana es el deshielo, que se manifiesta en forma de crecidas en los cauces y subidas de nivel de los embalses. Pero incluso en esto la borrasca Ciril se salió del guión, porque los caudales de los ríos se desbocaron desde el momento en que empezó a caer agua y nieve del cielo.

En la zona de la Sierra, los caudales del Segura y el Mundo empezaron a subir de forma considerable desde el viernes día 1, segundo día de la borrasca, como demuestran los registros de las estaciones que forman parte de la red de control de la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS).

La situación más comprometida se vivió en el tramo del río Segura comprendido entre las Juntas, en el límite con la provincia de Jaén, y La Graya, en Yeste, donde se produjeron nada menos que 13 crecidas entre el jueves de la semana pasada y el miércoles de la presente.

El momento de más intensidad se produjo entre los día 1 y 2, cuando se superó la marca de los 25 metros cúbicos por segundo. En total, por la zona de La Graya pasaron en  una semana casi 12 millones de metros cúbicos de agua o, lo que es lo mismo, 12 hectómetros cúbicos se fueron río abajo.

De estos 12 hectómetros cúbicos de agua, nueve se quedaron en el pantano de la Fuensanta, en Yeste, que pasó de casi 79 hectómetros cúbicos de agua a los 88 que tenía ayer, siempre de acuerdo a los datos aportados por la red de la CHS. 

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