El doctor Segura habló del ictus en su entrada a la Academia

Teresa Roldán
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El neurólogo albacetense recordó los grandes avances científicos en el tratamiento del infarto cerebral, que redujeron en un 40% la mortalidad

El doctor Tomás Segura durante el juramento de su cargo. - Foto: José Miguel Esparcia

El neurólogo albacetense Tomás Segura, jefe del Servicio de Neurología del Complejo Hospitalario Universitario de Albacete y profesor con plaza vinculada en la Facultad de Medicina, tomó ayer tarde posesión de su sillón como académico, con un discurso de entrada científico sobre la Historia del tratamiento del infarto cerebral a nivel mundial, aunque con referencias a la evolución de esta patología en nuestra provincia.

El doctor Segura recordó la historia del tratamiento del ictus desde sus orígenes, es decir, desde los tiempos de Aristóteles hasta el momento actual. Y es que cuando el neurólogo albacetense se inició en la medicina, durante su etapa formativa, el infarto cerebral era una patología muy estigmatizada para la que no existía ninguna alternativa terapéutica, de tal forma, que la mayor parte de los pacientes no sobrevivían a esta enfermedad.

En este sentido, el doctor Segura se refirió a «los pasos agigantados» que para el abordaje del infarto cerebral se han dado en los últimos 20 años, fruto de los ensayos clínicos llevados a cabo.

a la vanguardia. El jefe del Servicio de Neurología, que ya ocupa el sillón 29 de la Real Academia de Medicina de Castilla-La Mancha, en la categoría de Ciencias Fundamentales, destacó que «Albacete, y su Hospital General, siempre ha estado a la vanguardia en el tratamiento del infarto cerebral», de tal forma, que incluso antes de que los tratamientos más novedosos se hubieran aprobado, cuando se sabía que funcionaban, «los pacientes con ictus de Albacete los recibían».

En este avance científico, el doctor Segura citó la reducción de la mortalidad en las últimas dos décadas, porque «antes el 60% de las personas que sufrían un ictus o morían o se quedaban totalmente incapacitados y dependientes para las actividades de la vida diaria, sin embargo, ahora el porcentaje ha bajado notablemente hasta el 20%».

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