Cáritas avanza en su lucha frente al desperdicio alimentario

Teresa Roldán
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El objetivo de la institución, que esta semana celebró una reunión nacional, es exportar el modelo de gestión catalán para lograr una entrega de comidas digna y a la vez empleo social

Un momento de la reunión de representantes de Cáritas de otras provincias en la capital. - Foto: Cáritas

Con el objetivo de seguir avanzando en el proyecto de aprovechamiento alimentario  en el que vienen desde hace meses trabajando Cáritas Diocesana de Albacete y la Fundación el Sembrador han celebrado esta semana en la capital un encuentro nacional de entidades homólogas de todo el país, en concreto, 14, para hacer una puesta en común sobre los proyectos que llevan en marcha en materia de alimentación, a través de los que se persigue por un lado dar un sentido más digno a la entrega de alimentos a las familias más vulnerables y por otro la creación de empleo de colectivos en situación de exclusión social.

Precisamente ayer se celebró el Día Internacional de Concienciación sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos, un problema creciente a nivel mundial que a nivel local se traduce en que cada albacetense desperdicia al año 34 kilogramos de alimentos, lo que a nivel mundial, según el índice de desperdicio de alimentos 2021 del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente se concreta en que se desaprovechan 931 millones de toneladas de alimentos al año, un 17% del total de los que están disponibles para los consumidores. Una cantidad con la que se podría alimentar a más de dos mil millones de personas, es decir, el doble de la cantidad de personas que se encuentran en riesgo de desnutrición en el mundo. 

El gerente de la Fundación El Sembrador, Rafael López, informó que aprovechando que a petición de Cáritas, el Gobierno regional ha modificado el Decreto regional contra el Desperdicio Alimentario incluyendo a las empresas de inserción para que puedan vender los excedentes de alimentos donados, el proyecto en el que trabaja la institución y que poco a poco va cogiendo forma, «pretende extrapolar el modelo de gestión de la ropa usada para que las personas sin recursos puedan adquirir alimentos de forma digna y además aprovechar los alimentos que de otra forma irían a parar a la basura y adaptarlos a las necesidades de los consumidores sin recursos».

López explicó que en estos el modelo de gestión de aprovechamiento alimentario que lleva a cabo Cáritas de Barcelona es el que está más avanzado de todos, «porque han puesto de acuerdo a distintos actores, de tal forma que la lonja de Barcelona antes de tirar los cientos de toneladas de alimentos que desecha a diario, éstos se llevan a una nave que gestiona una empresa de inserción donde se seleccionan los productos que son válidos para el consumo, que se reparten al Banco de Alimentos, a Cruz Roja o a la empresa de inserción para su otra línea de negocio de aprovechamiento alimentario (que se deriva a una cocina central donde se elaboran con esos productos comidas para distintos colectivos o para comercializarlos)». 

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