Amanecer en la Suiza Manchega

Ana Martínez
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Gracias a su innegable belleza, Ayna cuenta con una amplia oferta hostelera y ofrece un sinfín de oportunidades emprendedoras para el turismo activo

Alejandro García, en el mirador al que se accede por la Cueva de los Moros, que ofrece una vista espectacular del municipio y Los Picarzos. - Foto: Arturo Pérez

Solo falta que sus vecinos hablen francés y que los esquís sea algo natural del día a día. Por lo demás, por estar bañada por las aguas del río Mundo y encontrarse a los pies de Los Picarzos, más parece que nos encontrásemos en el país helvético. Por eso se le conoce como La Suiza Manchega aunque está en la provincia de Albacete, concretamente en la Sierra del Segura y es, sin duda alguna, uno de los municipios que más fama ha dado a la serranía albacetense y que ha echado por tierra la falaz idea de que en esta tierra todo es llanura.

Con tan solo 32 años, Alejandro García es ayniego de nacimiento y, además, residente en la localidad y responsable de su oficina de turismo. Calcula que a lo largo de todo el año residen entre el casco urbano y sus pedanías unos 500 vecinos, la mayor parte de ellos de edad avanzada, una media que se rompe los fines de semana, fiestas y en vacaciones con la llegada masiva de los emigrados más jóvenes.

Además de gestionar un museo etnográfico que da la bienvenida al visitante que se acerca hasta la oficina de turismo en busca de información, Ayna se ha constituido como la cuna del cine manchego gracias al rodaje, en los años 80, de la película de José Luis Cuerda, Amanece que no es poco, que cuenta en la localidad con un completo centro de interpretación que se montó sobre la antigua ermita de Los Remedios, el primer centro de culto del municipio del que se conserva un artesonado del siglo XVI de estilo mudéjar. Declarada Bien de Interés Cultural por la Junta de Comunidades, la ermita-centro de interpretación abre sus puertas los fines de semana, así como cualquier día de la semana previo aviso a la oficina de turismo.

Se dice que pudo ser una sinagoga judía que pasó a formar parte del legado cristiano tras la reconquista del siglo XIII, momento en el que se convirtió en iglesia parroquial de Ayna. Situada en la calle Mayor, su apariencia externa no deja vislumbrar su interior, si bien en su puerta principal se puede apreciar un arco de medio punto con grandes dovelas. 

La ermita, en cuyas paredes se pueden apreciar unos bocetos de una procesión penitencial, ha sido una parroquia y un comedor social hasta su inauguración como centro de interpretación sobre José Luis Cuerda y Amanece que no es poco, film de culto del que se puede realizar una ruta por los principales escenarios grabados por el cineasta albacetense, que contó con un elenco artístico que no se ha repetido en la historia del cine español, así como con la participación de todo el pueblo de Ayna.

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