«Berlanga logró una simbiosis entre lo popular y lo culto»

Antonio Díaz
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El salón de actos de la Diputación Provincial de Albacete acogió una nueva conferencia del ciclo de la asociación Aluex. José Manuel Borrajeros, director y programador de Abycine habló sobre Berlanga: La (no tan) comedia popular.

José Manuel Borrajeros. - Foto: José Miguel Esparcia.

El salón de actos de la Diputación Provincial de Albacete acogió una nueva conferencia del ciclo de la asociación Aluex. José Manuel Borrajeros, director y programador de Abycine habló sobre Berlanga: La (no tan) comedia popular. El realizador comentó a La Tribuna de Albacete distintos aspectos de su intervención.

¿No es la de Luis García Berlanga una comedia popular?

Es una cosa curiosa. Dejamos un poco en suspenso esa pregunta, si es o no tan popular. El mismo Berlanga decía que la única labor del director era, si pudiera, mantenerse en el anonimato y que las películas eran territorio de los actores. Por otro lado, si se perdía el contacto con el cine popular, con el pueblo, comenzaba una etapa de intelectualización. El mismo Luis García Berlanga era muy contradictorio y una de sus grandes virtudes era que le interesaba del cine conectar con el pueblo y destacaba  que no debía el cine perder esa categoría de conexión con el pueblo, de cine popular.  

¿Es así su cine, popular?

En su filmografía se genera otra contradicción. El cine de García Berlanga se considera de culto, ha pasado por grandes tesis analíticas. Está considerado cine de autor, se ha convertido en cine de culto. Eso, de alguna manera, él lo intentaba evitar. Quería acercarse a una visión popular del cine y ha terminado siendo de culto, de autor. Él mismo, como creador, mantenía una tensión entre acercarse al público y tener una visión propia del cine.  

¿Se puede ser director popular y de culto?

Pues Berlanga lo es. Consiguió que todo el mundo conozca su cine, hizo reír a muchas generaciones, enternecerlas, hay formas muy populares, con diálogos muy realistas. Berlanga logró una simbiosis entre lo popular y lo culto. La síntesis de su filmografía es conseguir un cine de autor, con su propio lenguaje y, a la vez, para todo el mundo. Berlanga es una auténtica inteligencia del cine. 

¿Cuáles son sus grandes películas?, ¿las que todo el mundo conoce?

Tiene 15 películas. Él, al principio quiso hacer un cine poético, pero terminó haciendo un cine de comedia negra. Es cierto que el cenit de su creación se da con la aparición de Rafael Azcona, que imprimen entre los dos, lo que se conoce como esa alquimia Berlanguiana.  Películas como El verdugo, Plácido, La Escopeta Nacional, son muy redondas.  Ahí están las constantes de su cine, en las películas con Azcona, un gran momento.  

¿Se puede considerar a Azcona como otro genio, en este caso como escritor?

El mismo Berlanga, en entrevistas dice que el noventa por ciento de su cine podría ser perfectamente la aparición de Azcona en su universo. Es verdad que Azcona hizo otros grandes guiones con Saura y conoce muy bien el retrato, el fresco de la callé, cómo se habla en España. Es una cosa que hemos perdido porque ahora el cine se homenajea a sí mismo, se referencia constantemente a sí mismo. No se hace desde los bares, como hacían Berlanga y Azcona, que iban a sentarse y escuchar a la gente para ver qué problemas había en la calle y ver de qué forma ellos los llevaban al esperpento. Esa realidad, ese cine realista que finalmente que termina con Berlanga y Azcona en un tándem de neorrealismo, La aparición de Azcona supone un cambio radical en el cine de Berlanga.  

¿El director más internacional con Almodóvar y Luis  Buñuel?

Pues no lo sé. Buñuel, Berlanga, Almodóvar, Carlos Saura, aunque hay otros directores y películas interesantes y, por ejemplo, del realismo del que estamos hablando, también se puede ver en realizadores como José Antonio Nieves Conde, que es un director que  quizá está más olvidado, del que también hablamos. En general ese cine años 40, 50, 60 en adelante, siempre tiene una visión de la sociedad española, desde diferentes prismas. Hay una pasión por retratar la realidad de la gente y cómo la realidad supera la ficción, esa es una de las cosas que este cine tan valioso nos ha dejado y que ahora mismo nos cuesta, a directores y guionistas mucho más, imprimir a las películas esa parte de realidad. Ahora es todo más efectista y las puestas en escena son más ópticas.