«Martínez Sarrión va más allá de los novísimos»

Antonio Díaz
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El primer congreso homenaje a Antonio Martínez Sarrión se abrió en la Casa de Cultura José Saramago con la conferencia inaugural del escritor albacetense Juan Carlos Gea, que tituló su ponencia Antonio Martínez Sarrión, maestro y vigía

Juan Carlos Gea. - Foto: José Miguel Esparcia

El primer congreso homenaje a Antonio Martínez Sarrión se abrió en la Casa de Cultura José Saramago con la conferencia inaugural del escritor albacetense Juan Carlos Gea, que tituló su ponencia Antonio Martínez Sarrión, maestro y vigía. Hoy prosigue este congreso en la Facultad de Educación con un importante programa. 

¿Es necesario este congreso o unas jornadas estas?

Es necesario, justo, conveniente. Yo diría que varias, porque todo lo que se haga para reconocer la aportación de Martínez Sarrión a la poesía y a la prosa de su tiempo, había que hacerlo, más aquí, en Albacete, por lo que tiene de reconocimiento de sus paisanos y reivindicación de nuestro mejor escritor. 

¿Su relación con Sarrión tiene más que ver con su etapa periodística o como poeta?

Esencialmente, en principio como lector, porque lo descubrí con 17 años y fue un deslumbramiento, un descubrimiento completamente revelador del gran poeta que era y, a partir de ahí, además del disfrute como lector y la influencia que pudo tener en mí a la hora de escribir, en 1990 Ediciones de la Diputación  me hizo la propuesta de preparar la antología que se publicó en 1994. Además, a título más personal, me hizo el honor de presentarme, en 1990, mi primer libro de poesía, Trampa para niebla. 

Me adelanta la primera parte de su conferencia, de Martínez Sarrión como maestro, ¿en cuanto a vigía?

Vigía es un término que utilizó en un poema de Horizonte desde la rada, en el que rendía homenaje a dos poetas por los que tenía devoción, Robert Graves y Jorge Guillén,  y el símil que hace, tal como los presenta, es como dos vigías en sus torres, dos grandes autores que habían alcanzado para él esa condición de personas alerta, que sirven para orientarnos; personas que están en disposición de señalar ciertos caminos, en este caso, el de la poesía.  Dice que es, para usted, el mejor escritor albacetense.

Hasta donde yo he leído y sé, sin duda, Antonio Martínez Sarrión es el mejor de todos los escritores albacetenses que conozco. No solo eso, me parece que tiene tanto peso en términos culturales como Cuerda. Martínez Sarrión me parece un autor de referencia en la poesía española, encima, un memorialista y ensayista excelente.  

¿Lo más relevante es su faceta como poeta?

Él es un prosista excelente, su forma de escribir, tanto en prosa como en verso es inconfundible, pero donde creo que su aportación es mayor es en poesía. Es un poeta que tuvo una evolución muy coherente, valiosa en sí misma. Sin duda, es un buen marcador de los conflictos y los debates de la poesía española de ese período. 

¿De esa generación llamada  de los novísimos?

Él está en los novísimos, es una posición que inicialmente todos asumimos como tal, pero con la perspectiva de los años, lo que se ve es que Martínez  Sarrión no se acomodaba totalmente a la etiqueta de novísimo, va más allá de los novísimos y su posición no es equiparable al resto de autores de esa antología y, aunque sí fue novísimo y es importante que formara parte de esa histórica antología, que marca un hito, pero me parece que es una etiqueta que queda muy corta o que, por lo menos es bastante insuficiente o inexacta. 

¿Un autor que en los últimos años estaba olvidado?

La función necesaria del congreso es la de hacer ver hasta qué punto si eso sucede es injusto. Peo no creo que sea un autor olvidado en absoluto, aunque partimos de que es un poeta, no es un novelista o ensayista de moda, pero cualquier repaso histórico para un aficionado a la poesía, lo tiene en cuenta, es un autor imprescindible y cualquiera que estudie la poesía del siglo XX lo incluirá, seguro, no hay olvido posible. 

¿Qué nos recomendaría de su obra?

Siendo de Albacete, hay dos libros que si uno quiere acercarse a él, va a encontrar  el mejor acceso, uno de poesía, Teatro de operaciones, que es su primer libro, donde hace un repaso muy peculiar de su infancia en Albacete y, el otro sin duda, otro libro magnífico, Infancia y corrupciones, el primer tomo de sus memorias, en el que vuelve  precisamente al mismo mundo, como memorialista.