Eloy M. Cebrián

Eloy M. Cebrián


El niño de la camisa verde

30/09/2022

Haciendo limpieza en casa, mi prima se ha topado con algunas fotos mías que me muestran impúber y atontado, aunque unas más que otras, conforme van retrocediendo en mi iconografía vital. En una de ellas poso con una media sonrisa un tanto cínica, como de alguien que trama un asesinato, en la terraza de nuestra casa de la calle Albarderos, ante un fondo todavía despejado de los edificios de Villacerrada. Esta última imagen es la que ha llamado mi atención de forma especial, pues las otras las conservo o las recuerdo. Sin embargo, la de la terraza de la calle Albarderos no me suena de nada, con lo que de pronto me enfrento a un niño que a todas luces soy yo, pero a la vez me resulta un perfecto desconocido. Me he referido a la media sonrisa, pero debería hacerlo también al pelo acuchillado por una raya que parece trazada con tiralíneas, y pegado al cuero cabelludo. También a la camisa, de un verde que quizás fuera azul en la paleta original de la imagen, que los años han trastocado. La prenda destaca también por unas solapas tan generosas que, de acoplárseles un motor, habrían permitido a mi yo preadolescente levantar el vuelo. Pero lo que de verdad me inquieta es la irrupción de esa versión antigua de mi persona con la que no estoy familiarizado, ese niño extraño y cabezón que, según mi prima, parece un señor de cincuenta años encerrado en el cuerpo de un niño de diez. Si lo que oculta la extraña sonrisa del niño es la aspiración de llegar a convertirse en ese cincuentón al que se parece, me gustaría poder decirle que la ha materializado con creces. Ahora soy un tipo de 58 años, pero al menos mi cabeza y mi cuerpo guardan cierta proporción y hacen juego con mi edad. La mente, en cambio…

ARCHIVADO EN: Calle Albarderos, Niños