El Hospital de Día trata a 90 pacientes al día

T.R
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Los enfermos tienen que esperar ahora menos al aumentar los recursos materiales y humanos con la apertura de una segunda sala

Varias enfermeras, bajo la supervisión de Yolanda Atienza, supervisan los tratamientos. - Foto: José Miguel Esparcia

Acaban de cumplirse seis meses de la ampliación realizada por el Gobierno de Castilla-La Mancha en el Hospital de Día del Complejo Hospitalario Universitario de Albacete,  al habilitar una nueva sala que amplía los espacios de este dispositivo, una actuación que, además, ha permitido aumentar la actividad asistencial, al tiempo que reducir de forma importante los tiempos de respuesta y espera de los pacientes que se benefician de estos tratamientos ambulatorios.

La nueva sala, ubicada a escasos metros del área de Hospital de Día que ya venía funcionando en el centro, cuenta con cinco sillones aerodinámicos y una cama. Además, de la adquisición de nuevo material para la dotación de este espacio, también se ha reforzado la plantilla, con la contratación desde finales de mayo de una enfermera y una técnico en cuidados auxiliares de Enfermería más. 

En este medio año de andadura se han administrado en las nuevas dependencias 1.260 tratamientos, con una media de 13,5 diarios. Si lo sumamos a los 7.500 tratamientos oncohematológicos que han recibido los pacientes en las viajas dependencias, elevan la cifra a casi 9.000 terapias suministradas.

Los avances médicos de los últimos años han producido un aumento de la actividad en estos dispositivos al introducir nuevos fármacos como las terapias biológicas; derivación de más pacientes de especialidades como Neurología, Digestivo, Nefrología o Neumología, que también se benefician de tratamientos que se administran en este recurso, o por el aumento de pruebas diagnósticas, entre otras causas.

De hecho, se había pasado de realizar una media de 45-55 tratamientos al día en 2017, a una media de 80-90 diarios, en la actualidad, desde que se amplió este recurso, que permite asumir una mayor actividad asistencial con más rapidez, una situación que repercute de forma positiva tanto en los pacientes como en los profesionales. Además del tiempo, con esta adaptación se mejoran las condiciones de confort, seguridad y calidad para el paciente y sus familiares, así como también se consigue preservar su dignidad, intimidad y confidencialidad.

Además, gracias a la creación de una segunda sala, conocida entre los profesionales como «el hospitalillo», y de una mejor distribución de los enfermos, los pacientes oncohematológicos han pasado de un tiempo medio de espera hasta recibir el tratamiento intravenoso de cuatro a cinco horas a casi la mitad, casi dos horas menos de demora. «También los pacientes menos graves agradecen no estar mezclados con otros más enfermos, como los oncohematológicos, que debido a su estado de salud, son pacientes con mucho dolor, naúseas y vómitos, que precisan altos cuidados de Enfermería», indicó la supervisora de este dispositivo hospitalario.

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