Hacía cuatro años que no se reunían y el de Albacete fue «el encuentro del reencuentro». Cáritas Regional celebró ayer en la capital su VII Encuentro de Voluntariado, en el que participaron más de 200 personas procedentes de la cinco provincias de Castilla-La Mancha. 

«Ha sido un encuentro gozoso, la gente ha compartido y disfrutado», significa el coordinador de Cáritas Regional, Amador Casquero, que explica que, en estos momentos, las Cáritas Diocesanas de las cinco provincias de la región aglutinan a más de 4.100 voluntarios, un número que se ha reducido tras la pandemia. «En el año 2020 hubo un descenso importante, porque parte de nuestro voluntariado es mayor y tuvo que quedarse en casa».

Ahora, el voluntariado de Cáritas se encuentran en «un momento de transición, sabiendo que tenemos que seguir manifestando y contagiando esperanza», afirma Amador Casquero, que sostiene que esta entidad vinculada con la Iglesia se ha hecho «gracias a los voluntarios», por lo que «hay que trabajar el relevo generacional». Esto no significa, advierte, de que los jóvenes no estén presentes en Cáritas. De hecho, explica que en el encuentro regional de ayer se analizaron diferentes modelos provinciales de voluntariado joven y se mencionó especialmente el de Albacete, «como modelo de referencia a nivel confederal». Pero para las Cáritas Diocesanas, el voluntariado adulto de entre 40 y 60 años también es «muy interesante» y por ello hay que buscar «esos lugares donde poder entusiasmar».

Respecto a las diferentes miradas sobre el voluntariado del siglo XXI, el coordinador de Cáritas Regional refirió una frase que se dijo en el salón de actos de la Diputación: «Cáritas no es una oenegé; es la Iglesia haciendo la caridad y esta mirada no la podemos perder».

También se puso en valor la mirada de la felicidad y el compromiso de los voluntarios «de salir al encuentro de las personas».