Editorial

Mayores y accidentes agrícolas, una mala conjunción

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Se ha vuelto demasiado habitual conocer muertes de mayores de avanzada edad mientras trabajan en faenas agrícolas o ganaderas

Un hombre de 70 años perdió la vida ayer, a última hora de la mañana, cuando realizaba una quema agrícola en el paraje conocido como Camino de los Molinos, en la localidad de Caudete. Hasta el lugar de los hechos se desplazaron efectivos de la Policía Local y de la Guardia Civil, así como un médico del centro de salud del municipio que sólo pudo certificar la muerte del hombre.

Desde el año 2010, en la provincia cuatro hombres fallecieron por quemas agrícolas controladas, en concreto, fueron en 2010 en Alpera, en 2014 en Valdeganga, en 2018 en Yeste y ahora en Caudete.

Se ha vuelto demasiado habitual conocer muertes de mayores de avanzada edad mientras trabajan en faenas agrícolas o ganaderas. La falta de relevo generacional en las explotaciones agrícolas y pensiones de jubilación todavía demasiado bajas para hacer frente a un coste de la vida al alza provocan que nuestros mayores del medio rural deban seguir con su trabajo en el campo, a pesar de tener una edad para dejar que acudir al tajo. También hay casos en los que los mayores insisten en seguir con sus hábitos y costumbres de toda una vida y se niegan a dejar las tareas agrícolas, a pesar de tener ya mermadas sus facultades físicas.

En los accidentes con víctimas mortales mientras realizaban tareas agrícolas se dan muchas circunstancias comunes, por lo que es necesario que se extremen las precauciones y las autoridades realicen una labor de concienciación para que las personas de edad avanzada abandonen sus explotaciones y dejen paso a que la siguiente generación se gane la vida en el campo, aunque las condiciones económicas y sociales no sean las más favorables en estos momentos.

Cada vez son más frecuentes las inspecciones de trabajo para evitar precisamente la mala praxis de continuar al frente de las explotaciones agroalimentarias cuando ya no deberían hacerlo por edad y estado laboral, en muchas ocasiones jubilados. Sin embargo, las medidas coercitivas o a través de sanciones, en muchos casos muy duras, no deben ser la solución. Debe ponerse en marcha campañas de concienciación por parte de las administraciones públicas involucradas para evitar esas prácticas inadecuadas y que los mayores dejen atrás una vida de sacrificios y esfuerzos apegados a la tierra para descansar en la última etapa de su vida. 

La sensación de muchos mayores de no ser útiles para la sociedad ni para sus familias hace que se empeñen en continuar activos y después suceden accidentes como el ocurrido en Caudete que acaban con un desenlace fatal. Lo pero de todos estos casos es que las muertes de mayores en el campo se podían haber evitado.