Desde este jueves una obra del escultor toledano Enrique de Lucas Tortajada preside el patio de las Cortes de Castilla-La Mancha, en memoria de las personas fallecidas por la pandemia. Cuatro puños que se sostienen unos a otros en vertical y  que quieren representar el coraje de los sanitarios, pero también de la sociedad en general, en la lucha contra el Covid y la fuerza de la unidad. 

Pero estos puños sirven además de advertencia sobre la necesidad de seguir manteniendo la prudencia. Y es que,  si bien «la evolución de la pandemia está siendo muy positiva gracias a la vacunación,  hay que seguir teniendo mucha prudencia, al virus hay que rematarlo», según ha apuntado el presidente de la Junta, Emiliano García-Page, en el acto de inauguración d este monumento. 

En un discurso más personal que político, el jefe del Ejecutivo regional ha puesto sobre la mesa los sentimientos de impotencia que vivió en primera persona en los primeros momentos de la pandemia. «Nos vimos soprepasados», reconoce. «Quiero pedir sinceramente disculpas a la gente, porque es evidente que la administración en su conjunto, los gobiernos, el mío también, nos vimos sobrepasados, y la inmensa mayoría de la gente de buen corazón sabe a estas alturas que Castilla-La Mancha no podía ser una excepción en España, España en Europa y Europa en el planeta».   

Y en esta disculpa también encuentra sentido esta escultura. En palabras de García-Page, es un ejercicio de «autocrítica, coraje y memoria». «No nos interesa a nadie olvidar, porque el que olvida empieza a cometer el mismo error, aunque solo sea como advertencia de que hay que prepararse no ante lo que conocemos, sino ante lo que no se conoce, y eso es muy complicado, porque nadie nos dice que no va a venir otro virus, mañana o pasado», ha concluido.