Unas horas de infarto

Pilar Cernuda
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Las maniobras de Pedro Sánchez para aprobar las leyes exigidas por sus socios envenenan la vida política hasta el punto de producirse ataques gravísimos nunca vistos en el Congreso

El Pleno del pasado jueves contó la notable ausencia del presidente del Gobierno, a quien interpeló en repetidas ocasiones la popular Cuca Gamarra (de pie). - Foto: EFE

Pasará a la historia como una de las sesiones parlamentarias más tensas, más polémicas y que pueden traer graves consecuencias en el futuro. Cuando se analice en el futuro se pondrá el acento en lo que una mayoría de profesionales del Derecho Constitucional y el parlamentarismo consideran una anomalía: la aprobación de dos Leyes Orgánicas a través de enmiendas a otra ley. Los propios letrados de las Cortes, tanto en el Congreso como en el Senado, expresaron sus reticencias a que la maniobra fuera legal. No por el contenido de las dos leyes orgánicas -que incluían la reforma de los métodos de elección de los miembros del Consejo General del Poder Judicial y del Tribunal Constitucional, más la supresión del delito de sedición y la rebaja de las penas del delito de malversación- sino por el procedimiento.

Esas horas de infarto del pasado jueves estuvieron precedidas el día anterior por diferentes consultas al más alto nivel en el CGPJ y el TC, y han marcado la acción política y también judicial de los últimos meses. Pero el miércoles alcanzó un nuevo rumbo cuando llegaron a la sede del Tribunal Constitucional recursos de inconstitucionalidad por la forma en la que el Congreso de los Diputados se disponía a votar esas leyes. Sin debate parlamentario, sin consulta a los órganos competentes, trámite obligado aunque se trate de órganos consultivos, y por aprobarse dos Leyes Orgánicas como enmiendas, cuando las leyes orgánicas son las importantes parlamentariamente hablando, por eso necesitan el respaldo de mayoría cualificada.

El PP, en su recurso, proponía que el TC se pronunciara antes de que se celebrara el pleno de votación, y el miércoles se reunieron el presidente González Trevijano, considerado conservador porque fue elegido por el PP, con el vicepresidente Juan Antonio Xiol, considerado progresista por haber sido elegido por el PSOE. El encuentro fue cordial, mantienen una buena relación personal. Estuvieron de acuerdo en que era aconsejable que efectivamente el pleno del TC se reuniera y pronunciara antes de que tuviera lugar la votación en el Congreso, pensando en el futuro. A la hora de analizar el recurso sobre la constitucionalidad de las leyes aprobadas, era mejor que fuera sobre unas normas ya aprobadas por el parlamento, que pendientes de aprobación. Con ese acuerdo, se convocó a los miembros del TC la mañana del jueves, pero poco antes Xiol cambió de criterio y además llevó al TC la recusación de dos magistrados del TC por supuestas connivencias con el PP, lo que obligaba a estudiar esas recusaciones antes de pronunciarse sobre ellas. Consecuencia de las maniobras de los partidos de la oposición y de los socios del Gobierno: se celebró la votación parlamentaria, con el resultado de todos conocido: vía libre a las dos leyes orgánicas. 

Pensando en el futuro

No es un triunfo definitivo. En algún momento futuro, el TC tendrá que pronunciarse sobre su constitucionalidad, hecho que está directamente ligado con el empeño de Pedro Sánchez y sus socios para que la renovación de cargos en el TC, que ya tendría que haberse hecho hace meses, conforme una nueva mayoría, que sería progresista, en lugar de la actual conservadora. Eso supondría que, de cumplirse los objetivos del Gobierno, el nuevo presidente del Tribunal sería Cándido Conde Pumpido, que fue Fiscal General del Estado con el Gobierno Zapatero, aunque se trata de un profesional de prestigio al que solo se puede acusar de que en algunas ocasiones ha inclinado la balanza hacia su corazón cuando se lo permitían la interpretación de las leyes.

La presidencia del Constitucional la deciden los miembros del alto Tribunal, no es un nombramiento de Consejo de Ministros, de ahí el empeño personal de Pedro Sánchez de contar con una nueva mayoría en el TC... Y que no haya ningún voto de esa mayoría que se escape hacia otro candidato, como ha ocurrido en alguna ocasión.

Las sucesivas maniobras de Pedro Sánchez para aprobar leyes exigidas por sus socios, sobre todo de Podemos y de ERC, han envenenado la vida política hasta el punto de producirse acusaciones de gravedad extrema nunca vistas hasta ahora en la vida parlamentaria española. Las acusaciones de golpismo a la oposición por parte de los portavoces socialista y de los socios del Gobierno, han provocado escándalo porque entre esos partidos había alguno como los independentistas catalanes, que proclamaron la independencia de Cataluña, que exigen un referéndum que no es constitucional y que hace solo dos días diferentes miembros de ERC, incluido Oriol Junqueras, han dicho que volverán a luchar por una consulta y que mantienen su objetivo independentista aunque sea por la vía unilateral. Como hicieron en octubre de 2027. 

¿Por qué las prisas de Sánchez para aprobar las dos leyes orgánicas? Está claro: por una parte sabe que debe aceptar las exigencia de sus socios si quiere seguir siendo jefe de Gobierno la próxima legislatura. Por otra sabe que se trata de leyes que provocan una gran indignación en amplios sectores de la sociedad, incluidos votantes de su partido. Quiere por tanto que con diciembre se cierre este ciclo de aprobaciones tan polémicas, que se inicie la campaña de las municipales y autonómicas con ellas superadas, y volcarse en ofrecer a los ciudadanos importantes iniciativas de tipo económico en forma de subvenciones y ayudas directas. Y que pueda ganar esos comicios de mayo, que son fundamentales para las legislativas que están previstas en principio para finales de año.

La cena con Felipe

El martes pasado, se celebró una cena en Madrid: medio centenar de exministros de Felipe González se reunieron en un restaurante con el propio expresidente -y con Alfonso Guerra, el eterno ausente en ese tipo de actos- para recordar los 40 años del primer Gobierno socialista de la democracia.

En contra de lo que han publicado algunos medios, en ese encuentro no se habló de la creación de una plataforma antisanchista de ninguna clase. Se cruzaron comentarios, todos ellos muy críticos con la actuación del actual Gobierno y de la mala elección de sus socios. En esas múltiples conversaciones en grupo se intercambiaron recuerdos, muchos recuerdos. Unos buenos y otros no tanto. 

Cuando se pregunta a algunos de los asistentes sobre el clima vivido en la velada, además de reconocer que hubo nostalgia pero también ilusión, dicen que habrá noticias buenas dentro de no mucho tiempo. ¿Algún tipo de operación contra Sánchez? Es la pregunta inmediata. «No -respuesta también inmediata- esto no va de operaciones, sino de urnas. En mayo se vota. Que no se quejen de lo que está pasando los que luego presumen de que no van a votar».