El 2022 es un año flojo para la recogida de setas

I.M.
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En la provincia se pueden contabilizar entre 1.500 y 2.000 especies micológicas diferentes, si bien ni todas son comestibles ni todas han crecido en condiciones

Los dos setas comestibles que más se recogen en esta provincia son la seta de cardo y los níscalos, nízcalos o guíscanos. - Foto: José Fajardo

Albacete es tierra de setas y de hongos y de una variedad, además, muy importante hasta el punto de que estamos ante una de las zonas más ricas de Europa en diversidad de especies, según explica el profesor de la Sección de Naturaleza de la Universidad Popular de Albacete, José Fajardo. 

En esta provincia, comenta Fajardo, uno puede contabilizar entre 1.500 y 2.000 especies micológicas diferentes y si bien uno puede llegar a encontrarlas a lo largo y ancho de todo el territorio es, no obstante en las sierras, en las zonas forestales, en donde  van a darse las mayores variedades e igualmente las mayores productividades. 

Está la micología, la que estudia las comunidades de hongos como parte de la naturaleza y dentro de la micología está igualmente y  como una parte más de la misma, la recolección de setas comestibles.

  Mucha gente tiende a confundir hongo y seta, hasta el punto de que para más de uno, los hongos son algún tipo de seta, comestible o no, pero, no obstante, otra cosa es la realidad, o lo que es lo mismo, mientras los hongos son unos organismos peculiares, fascinantes y muy diversos, las setas, por su parte, son las fructificaciones o cuerpos fructíferos de ciertos hongos.

En concreto, aquí hay dos setas que se vienen recogiendo de tiempo atrás y que como tales tienen su tradición. Dichas setas son, por un lado, la de cardo, una especie, por otra parte, exclusiva de una parte del mediterráneo y que nace en los pastizales o en las vías pecuarias, y  por otro, el níscalo o el guíscano más propia de los pinares. Junto a ellas se recogen colmenillas, setas de chopo, orejetas, papas de tierra, setas de caña y setas de campanilla, entre otras. 

La principal época para recogerlas es precisamente el otoño, lo que no quita para que otras setas se recojan en primavera o en ambas estaciones. Si en agosto ha llovido en septiembre ya se podrá ir al campo a recolectar y así continuar hasta diciembre, o mejor dicho, hasta que lleguen las heladas, aunque en esta provincia viene a ser los primeros días del mes de noviembre cuando se alcanzan los niveles más altos de movimiento, de recogida.  Sin embargo,  sean de una época del año,  de otra o de ambas épocas  la mayor o menor presencia de estos ejemplares dependerá totalmente de la climatología que haya habido pues necesitan para su crecimiento tanto de una humedad ambiental alta como de unas temperaturas suaves, por lo que no es de extrañar que este 2022 esté resultado para el campo un  año flojo, o dicho de otra manera, un año medio tirando a bajo en términos generales de recogida, de producción y de variedad.

Comestibles o no. Además, apunta Fajardo, si de normal las zonas de producción micológicas están muy localizadas, este año lo van a estar aún más. Y es que Albacete, como tal, en cuestión de setas y hongos cuenta con tres grandes zonas forestales de recolección, es decir, la sierra de Cuenca al norte de la provincia, la sierra levantina al este de la provincia y las sierras béticas, la de Alcaraz y del Segura, al sur.

No obstante, no todas las setas son comestibles pues también las hay y, además, en un número significativo, tóxicas o venenosas si bien llegados a este punto igualmente hay que apuntar que no hay ninguna norma general válida, ni prueba universal de identificación que permita, en definitiva, saber cuáles son comestibles y cuáles son tóxicas. Y por ello la mejor recomendación a seguir es que antes de ingerir una seta o un hongo o simplemente de aceptarlos, uno debe de estar seguro al 100% de su identificación, y por lo tanto, de que es comestible o no. 

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