El final del confinamiento y la posibilidad de futuros rebrotes del Covid-19 obliga a realizar un análisis sobre los retos y los cambios que tienen que afrontar las residencias de ancianos. Así lo explican desde Sercoama, cooperativa que gestiona los centros de Casas Ibáñez y Abengibre que, como ya informó La Tribuna, habían superado esta primera fase de la pandemia sin fallecimientos de usuarios.

Fuentes de esas residencias detallan que, con la inminente llegada de la llamada nueva normalidad, se han iniciado una valoración de la gestión de la pandemia en todos los niveles. En el caso de centros hospitalarios y residencias de mayores, el peso de los fallecimientos obliga a ser más rigurosos y veloces. «Las residencias de mayores son un servicio que no tiene alternativa y que tenemos la obligación de encontrar la mejor fórmula para mantenerlo», recalca Rosa Gómez, directora de la entidad mencionada.

Por parte de las autoridades se trabaja a contrarreloj para generar un nuevo marco y protocolos que impidan los contagios en las residencias. «Aunque se resuelva la disponibilidad de mascarillas y equipos, o incluso se modifique el diseño de los centros, esto no será más que una parte del cambio necesario», añade Gómez, quien señala la importancia de acompañar los medios con una gestión optima a nivel de organización interna, formación y gestión de equipo.  

coordinación. «Para los profesionales de las residencias, el reto será alinearnos lo antes posible con una futura plataforma geriátrica que ordene la relación entre hospitales, urgencias, centros de atención primaria y residencias», explica la directora, abogando por un modelo que llevará a «las residencias del futuro» a asumir mayor nivel de complejidad y control para detener futuros brotes.

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