Barreda habló de su trabajo «a pie de obra» en la región

Antonio Díaz
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El expresidente de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha presentó su historia vivida

Emilio Sáez y Santiago Cabañero acompañaron a José María Barreda en Librería Popular. - Foto: Rubén Serrallé

El expresidente de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, José María Barreda Fontes, presentó ayer en Libería Popular Historia vivida, historia construida, en un acto en el que estuvo acompañado, entre otros amigos, por el alcalde de Albacete, Emilio Sáez; y el presiente de la Diputación, Santiago Cabañero. 

José María Barreda comentó a La Tribuna de Albacete  en el libro  «se han dado diversas circunstancias, algunas casuales, como la coyuntura del confinamiento y eran bastantes los amigos y colaboradores que me habían animado a hacerlo y nunca había tenido ocasión. He hecho un doble juego, que se refleja en el título, el planteamiento de mi trayectoria vital y personal, Historia vivida, con mi faceta de hombre público, dedicado a la política que, durante muchos años ha estado a pie de obra trabajando en esta tierra, Historia construida».

Su doble faceta como historiador y político es esencial en esa trayectoria y reconocía que «es difícil disociar, algunas veces cuando intervenía como presidente, en mi afán de hacer pedagogía política, recurría a lo bien que diferencia el español entre ser y estar; estoy en política, pero soy historiador y me ha ayudado  a comprender el presente, para intentar mejorarlo».

De paso, contribuyó a la construcción de la región, de la comunidad y «sin duda ninguna, tuve la suerte que en el primer Gobierno, en las primeras elecciones democráticas, Pepe Bono contó conmigo como consejero de Educación  y Cultura y aquella fue una etapa apasionante porque estaba todo por hacer y bueno, uno de los primeros encargos, a los que le doy mucha trascendencia, porque ha sido un factor fundamental de cohesión, fue poner en marcha nuestra Universidad, porque sufríamos una discriminación insoportable y nos tuvimos que pelear con un Gobierno de nuestro mismo signo, pero lo conseguimos. Sociológicamente, ha cambiado nuestra región y fue posible porque había  autonomía». 

Subrayó que el esfuerzo, ha merecido la pena, con un balance que «es positivo, he estado en la cosa pública de Castilla-La Mancha, he sido cocinero y fraile, acabé siendo presidente durante siete años y durante ese tiempo, creo que supimos aprovechar una oportunidad histórica, convertimos la autonomía política en un acelerador histórico, y supimos aprovechar lo que yo llamo la trilogía reformista, democracia y libertad en España, autonomía política en Castilla-La Mancha  y nuestra incorporación a Europa. Esos tres factores los supimos aprovechar muy bien, teníamos claro que nos teníamos que legitimar por el ejercicio, demostrando que la autonomía iba a beneficiar a los castellano-manchegos».

Tras valorar su paso por el Congreso de los Diputados y su vuelta a la Universidad, algo buscado, el presidente habló del momento actual que ve desde fuera «con interés, no me es ajeno, porque el veneno de la política corre por las venas, pero soy de los que dice que hay que saber irse de los sitios. Veo con preocupación que se pueda ir deteriorando la democracia, que la  convivencia esté polarizada y al bipartidismo imperfecto, le ha sustituido una política de bloques, derecha izquierda y, a veces hace más difícil los grandes acuerdos de Estado. Sinceramente, si hay un momento en que son necesarios, es ahora».