Editorial

Ucrania exhibe las matanzas de Rusia en su invasión

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Esta guerra pone en entredicho a organismos internacionales como Naciones Unidas, la OTAN o la misma Unión Europea

Según avanzan los días, la guerra en Ucrania nos descubre las atrocidades que el ser humano puede perpetrar. El nuevo ataque del ejército ruso con cohetes a una estación de ferrocarril atestada de personas civiles deja, al menos, 50 muertos y más de un centenar de heridos de diversa consideración. Pero lo más importante del hecho es que las tropas rusas no tienen ningún miramiento para con la población civil de los territorios conquistados o en el frente de batalla.

Los soldados ucranianos descubren verdaderas masacres en los lugares donde las tropas de Vladimir Putin se replegaron en busca de nuevos objetivos estratégicos. Asesinatos a sangre fría -algunos de niños-, violaciones, torturas... y un sinfín de atrocidades son conocidas por la población mundial. De momento, la ONUsuspendió la presencia de Rusia en el Consejo de Derechos Humanos, pero después de mostrar unos hechos tan salvajes las sanciones no se pueden quedar ahí.

Desde que comenzó la invasión de Ucrania, los soldados de Vladimir Putin campan a sus anchas por un país que no es el suyo y toda la comunidad internacional condena los delitos que cometen, pero permiten que se sigan sucediendo. Esta guerra pone en entredicho a organismos internacionales como Naciones Unidas, la OTAN o la misma Unión Europea, incapaz de articular una postura común frente a la guerra. Este conflicto dejará un mundo distinto, porque puso encima de la mesa las deficiencias de las relaciones internacionales consensuadas desde la Segunda Guerra Mundial y que saltaron por los aires después de que entre bambalinas se tensarán los contrapesos del poder mundial.

Mientras esto sucede, el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, gana la batalla de la opinión pública internacional con su gira telemática por distintos congresos nacionales, entre ellos el español. Zelenski espolea a sus homólogos a ayudar, no a través de donaciones de alimentos o medicinas, sino con armas para repeler los ataques rusos. Es una petición envenenada, porque supondrá que el conflicto continúe en los próximos meses. Con esta actitud, el presidente ucraniano da muestras de que confía muy poco en las negociaciones abiertas entre Kiev y Moscú. Pero no hay que olvidar que también las tropas ucranianas cometen crímenes de guerra, como la ejecución de soldados rusos a sangre fría  que se difundió ayer mismo en todas las televisiones del mundo.

En los conflictos armados, los contendientes no se dividen en malos y buenos, cada uno defiende unos intereses. Las únicas víctimas son los civiles y la verdad que, como sentenció el dramaturgo griego Esquilo, es la primera víctima cuando suenan las armas.