Sergio Moro, el tercero en discordia

M.R.Y. (SPC)
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El juez que mandó a la cárcel a Lula y un año después se convirtió en ministro de Justicia de Bolsonaro se erige como la alternativa a los «extremos de la mentira» en las elecciones brasileñas de 2022

Sergio Moro, el tercero en discordia - Foto: Sáshenka Gutiérrez

Juez federal de Brasil desde 1996, Sergio Moro saltó a la escena pública en 2014, cuando ordenó detener al entonces presidente del país, Luiz Inázio Lula da Silva, contra el que comenzó una cruzada por la trama de corrupción Lava Jato, que acabó con el exmandatario entrando en prisión en 2018. Un año después, Moro, acusado por el Tribunal Supremo de ser «parcial» en el proceso contra Lula, se convirtió en ministro de Justicia del ultraderechista Jair Bolsonaro, un cargo que acabó dejando en abril de 2020 por las «injerencias políticas» que, a su juicio, estaba cometiendo el presidente en la Policía Federal con los nombramientos de personas afines.

Parecía que la carrera política de Moro acabó entonces. Sin embargo, su afrenta contra Lula y Bolsonaro le ha llevado a volver a la vida pública, no solo afiliándose al partido derechista Podemos, sino también erigiéndose como la «tercera vía» a los «extremos de la mentira» que representan, a su juicio, los hasta ahora dos favoritos para las presidenciales de 2022.

«Brasil necesita líderes que oigan y atiendan la voz del pueblo brasileño», aseguró el exmagistrado en un multitudinario acto con aires de mitin preelectoral en el que anunció su nueva militancia.

«Hay otros nombres», aseguró sobre su posible candidatura, si bien agregó que, «si fuera necesario que asuma ese proyecto, sepan que estoy a su disposición» para que el país «pueda escapar de los dos extremos de la mentira, la corrupción y el retroceso». «No huiré de esa pelea, pero será difícil», insistió, dejando la puerta abierta a su postulación.

A pesar de que Moro solo anunció su afiliación a Podemos -en un acto que se celebró bajo el lema Por un Brasil justo para todos-, su discurso sonó a mucho más, ya que para poder ser candidato en las presidenciales de Brasil hay que estar inscrito en un partido político, por lo que este paso se ve como el primero hacia la carrera electoral. Y, además, también dejó sobre la mesa algunas propuestas de su programa -en el que defiende una economía liberal con acento social-, como la creación de una corte especial anticorrupción y acabar con los fueros judiciales para políticos y con la reelección presidencial. También desgranó sus planes para reducir la pobreza, crear empleo y proteger la familia, los ejes principales del proyecto de Podemos.

De hecho, la presidenta de la formación, Renata Abreu, saludó el ingreso del juez a la política y apuntó que llega en «el momento justo» para romper la polarización que las encuestas vaticinan entre Bolsonaro y Lula. «Brasil está polarizado. Las familias y los amigos se pelan por ideologías, por los populismos baratos de uno y otro lado» y, a su juicio, el país «precisa de un líder que sea capaz de unirnos a todos», agregó reivindicado la figura del magistrado.

Un salto

Podemos pretende, de la mano de Moro, dar un salto en la esfera política. Fundado en 2018, cuenta con 10 de los 513 diputados del Congreso y también tiene una decena de asientos entre los 81 miembros del Senado. Además, en las municipales de 2020 ganó en 99 de las 5.570 ciudades en las que se elegía alcalde. Y una candidatura del exministro podría ayudarle a avanzar en ese sentido. 

Según las últimas encuestas, Lula da Silva es el claro favorito al triunfo en las presidenciales de 2022, con una intención de voto próxima al 40 por ciento, mientras que Bolsonaro no supera el 25 por ciento. Moro comienza a despuntar y, con un 10 por ciento, sería el tercer aspirante más votado, por delante de otros que pretenden convertirse en la alternativa a los extremos de izquierda y derecha.

Eso sí, ninguno de los tres ha nunciado de forma oficial su postulación a los comicios de octubre, por lo que el tablero político de Brasil todavía puede sufrir muchos cambios.