Antonio García

Antonio García


Avatar bis

10/10/2022

«Vuelve con honores de estreno», se decía antiguamente en la publicidad cuando se reestrenaba una película clásica. El reclamo podía valer para Lo que el viento se llevó, Doctor Zhivago, 2001 y otras así. Que una película añeja entrara de nuevo en el circuito de estrenos tenía, además de motivaciones ineludiblemente comerciales, un componente pedagógico, pues era la única forma que tenían las nuevas generaciones de ver por vez primera esos grandes clásicos -apenas distribuidos por televisión- o de refrescárselos a los mayores, en tiempos aún ayunos de VHS, con escasas filmotecas y ninguna plataforma alternativa. Avatar se estrenó hace 13 años, se puso a la cabeza de las películas taquilleras, y ahora vuelve a coparlas en su reestreno, un reestreno que no parece obedecer a otra motivación que la comercial: ni ha envejecido lo suficiente para adquirir entidad de clásico ni la impulsa la pedagogía de enseñar al que no sabe, por tratarse de una película que, como ET o Titanic, ya ha podido ver todo el mundo en diferente formatos. Se trata simplemente de ir preparando el estreno de una segunda parte, que siguiendo esta lógica se reestrenará con la llegada de la tercera. De la película, cuya banalidad argumental se disimula bajo toneladas de tecnología, dirán ahora que se anticipó a su tiempo y que nuestra mirada ecologista le aporta nuevos valores inapreciados en su día, cosa que puede decirse de otro centenar de películas sin las alharacas de ésta. Puede que hasta la consideren un vaticinio de la guerra en Ucrania o de la uniformidad pigmentada que ya nos va tintando a todos. Es más que eso: una estupenda película de aventuras.