Fernando Fuentes

Fernando Fuentes


Culpables

19/04/2022

Vayamos al grano, ¿cuánto culpable se siente usted de la pandemia? ¿Y de que Putin haya invadido Ucrania? No, la culpa -en su masivo y máximo esplendor- no es cosa suya o mía. No somos culpables. Y debemos encontrar la forma de sacudirnos dicha sensación. Los de a pie no hemos roto regla alguna. La transgresión nos es ajena. Quizá, lo más disruptivo que hemos hecho en los últimos años ha sido respirar. Pero a ellos les conviene hacernos creer que somos los únicos culpables de que todo lo hayan hecho mal. Desde que se recuerda han intentado cargarnos tal responsabilidad. La losa de la opresión de sentirnos culpables nos persigue desde el mismo amanecer. Y ellos están ahí para recordárnoslo, desde que abrimos el ojo al nuevo día. Avergüenza escuchar y leer a voceros a sueldo procurarnos nuestras dosis obligatorias de culpabilidad, desde bien temprano y hasta muy tarde. Perfectamente aleccionados por el poder, irrumpen en nuestra realidad para hacernos creer que somos los causantes de que un maldito virus haya arrasado el planeta. O de que un loco ruso ande empeñado en provocar la Tercera Guerra Mundial. Y, de ahí, para abajo. No importa de qué se trate, tenemos la culpa de todo. Y ellos, de nada. Y nuestra conciencia debe de ser machacada a diario para que no quede resquicio libre, sano y limpio. Y todo vivimos enfermos de una falsa culpa que nos atenaza y, sobre todo, aleja de nuestro propio camino hacia la felicidad. Llegados a este punto, y para empezar a quitarnos yerro de encima, debemos de asumir nuestra parte real de la misma. Ser miembros activos de un capitalismo salvaje es malo. Pero quizá no nos han permitido experimentar otro tipo de sistema en el que vivir de otra manera. No impedir que, entre todos, nos estemos cargando el planeta es algo por lo que, también, debemos de hacer más, seguro. Ser testigos, en pleno siglo XXI, cómo la ultraderecha irrumpe en escena y, de nuevo, se agarra al poder en nuestro país, es algo tan intolerable como real. Pero, aun y en este caso en particular, sí podemos hacer más por dificultarlo. Mañana será tarde y pagaremos todos por ello. Tanto culpables como inocentes. Vamos.