Fernando Lussón

COLABORACIÓN

Fernando Lussón

Periodista


El bucle melancólico

23/06/2022

La última sesión de control al Gobierno en el Congreso es el ejemplo claro de lo que le espera al Gobierno en los tiempos venideros si no acaba por encontrar el rumbo o es capaz de renovar los apoyos con los que ha venido contando y que esos también han hecho una lectura en clave nacional de lo que ha ocurrido en Andalucía y temen que se repita en las próximas convocatorias electorales.

Que el PP ahonde en la herida, que considere que el gobierno Frankenstein está agotado y sobrepasado por las circunstancias. es tan lógico como que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, intente sacudirse la presión mediante la exhibición de lo que se ha logrado y prevenga acerca del "retroceso social" que implican las políticas preconizadas por el PP. Pero este es el debate sempiterno, el bucle del que Gobierno y oposición no salen, con llamamientos al acuerdo y la cooperación que es imposible de sustanciar porque las propuestas son como el agua y el aceite en materia económica.

El PSOE se debate entre el 'somos la izquierda" de hace unos años y el "somos la socialdemocracia" salido de su último congreso. Sus socios de gobierno y parlamentarios le tiran de la manga izquierda para que afronte los problemas desde esa perspectiva con subidas de impuestos a las clases más altas y a las empresas eléctricas y petrolíferas -solo hace falta ver los distintos estudios sobre el reparto de la riqueza en España publicados recientemente para darse cuenta de la desigualdad imperante-, mientras que Sánchez, Calviño. Montero y Ribera no se atreven a dar ese paso con decisión y se mantiene abierto el debate interno sobre la idoneidad de imponer esas reformas fiscales, con el ruido añadido de las discrepancias entre las dos patas del Ejecutivo.

Y eso que la vicepresidenta primera, Nadia Calviño afirmó el miércoles que "Estamos absolutamente de acuerdo en que tenemos que tener un reparto justo del impacto de esta guerra, de que tenemos que gravar los beneficios extraordinarios de las compañías energéticas, y esto incluye petroleras y eléctricas. De hecho, ya hemos tomado medidas para gravarlos y vamos a seguir en esa línea". Esa sería una decisión que los ciudadanos entenderían perfectamente ante la falta de empatía de esas empresas con la situación que atraviesa la economía de muchas familias y empresas y que ha sido aplicada en otros países como la conservadora Gran Bretaña y la centrada Italia.

Para acabar la legislatura, que es el objetivo último de Pedro Sánchez, sus socios le ponen como deberes que trate de atajar por todos los medios la inflación que puede llevarse por delante al Gobierno. En esa dirección va el anuncio de la rebaja del IVA de la luz del 10% al 5%, que sin duda aliviará la factura de la luz, -como el tope al precio del gas en el cómputo total de su vigencia-. Al tratarse de una propuesta económica incluida en el documento que el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, trasladó a Pedro Sánchez sería interesante que en esta ocasión su partido apoyase en el Congreso el decreto de medidas contra los efectos de la guerra. Demostraría su moderación y voluntad de acuerdo. Pero ya han encontrado la escapatoria de que no da curso a todas sus iniciativas, sobre todo a la deflactación del IRPF. Para aplicarlas en su totalidad tendrá que ganar las próximas elecciones.