La 'casa de todos' cumple 35 años

Nani García
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La Corporación Municipal, presidida por José Jerez, intentó comprar el Gran Hotel, pero al no llegar a un acuerdo, se pusieron a trabajar para la ejecución del nuevo edificio ubicado en la plaza de la Catedral

Imagen de las obras del Ayuntamiento de la ciudad. - Foto: Archivo La Tribuna

Tal día como hoy, 21 de noviembre, el Ayuntamiento de Albacete estrenó sede. Ocurrió hace 35 años, siendo alcalde de la ciudad José Jerez, que abrió las puertas de la actual sede Consistorial para continuar con el Pleno que se había iniciado en el antiguo Ayuntamiento. Y es que, según se desprende del acta municipal que guarda el Archivo ahora ubicado en la calle León, la Corporación Municipal inició una sesión plenaria en el actual Museo Municipal y, media hora más tarde, la terminaron en el nuevo Ayuntamiento. Entre el adiós al viejo Ayuntamiento y el estreno de la nueva sede, una comitiva, formada por la escuadra de honor de la Policía Municipal, los maceros vestidos de gala, la Corporación al frente (todos menos un concejal que se encontraba de viaje) y los invitados (autoridades civiles y militares de la provincia y la región), se trasladó en cortejo con el acompañamiento de la Banda Municipal, que interpretó el Himno Nacional cuando el alcalde abrió las puertas del nuevo Consistorio. El concejal de mayor edad, Juan José Ortiz, fue el encargado de trasladar la bandera municipal de un ayuntamiento a otro.

Según la prensa del momento, hubo un apagón general en el viejo Ayuntamiento justo cuando comenzó el Pleno, parece que aquella instalación ya se olía que el ajetreo y la actividad que había acogido desde principios de siglo ya no sería la misma. No obstante, todo se pudo solventar para continuar con lo previsto. 

Jerez concluyó su intervención con el compromiso de dar al edificio del que se marchaban «un destino acorde con la dignidad de la función que ha desempeñado» y, finalmente, se convirtió en Museo Municipal.

La decisión de dejar el antiguo Ayuntamiento tuvo que ver con que se había quedado pequeño para albergar todos los servicios municipales que se habían comenzado a dispersar por diversos puntos de la ciudad. El Ayuntamiento viejo era muy de la época, pero a medida que la ciudad fue creciendo y fueron aumentando las necesidades municipales llegó un momento en el que no había sitio para todos los servicios. «Los urinarios eran un simple pasillo, no había despachos para casi nadie y lo único un poco presentable, aunque también era pequeño, fue el salón de Plenos» que aún se sigue utilizando para el desarrollo de diversas actividades, como la celebración de bodas civiles. «Faltaba espacio por todas partes», indicó José Jerez.

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