Elena Serrallé

Elena Serrallé


Y llegó ‘whatsapp’ y nos deshumanizó

09/11/2022

Nos estamos alejando, lo sabéis ¿no? Estamos perdiendo las formas y las buenas costumbres, descuidando el trato cercano y la palabra hablada.
Adictos al whatsapp lo usamos para comunicar todo aquello que sentimos, hasta las emociones, y eso es un error. No, no se puede resolver un problema por whatsapp, como tampoco se puede sentir la lluvia a través de un cristal. Los conflictos se desactivan interactuando en las distancias cortas, escuchando la respiración de quien acerca posturas, cruzando miradas que se encaminan a confluir decicisiones, a dibujar acuerdos.
No, no se puede escribir un»te quiero» y que, al otro lado de esa falacia de conversación, alguien lo lea mientras espera en la sala del dentista, o mientras le sirven cuarto y mitad de mortadela en la charcutería, del mismo modo que no se percibe el olor a mar en una postal. Un «te quiero» se dice con el cuerpo, con el rostro, con la mirada y hasta con la piel pidiendo a gritos un contacto. Un te quiero se dice sin palabras pero con las bocas juntas.
No pidas perdón amontonando letras, se desvirtuaría, como se desvirtúa una flor de plástico. El perdón se solicita cara a cara, con el alma abierta y las garganta emocionada, con la voz clara y huérfana de silencio. Así se pide el perdón.
Hay conversaciones que son tan sagradas que debes mantener en persona, no por whatsapp, porque son tan importantes y delicadas que se hace necesario ver la expresión facial, escuchar el tono de voz y sentir la intención del corazón. 

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