«La próxima pandemia va a ser la de la alimentación»

C.S.Rubio
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El secretario general de Asaja habla en esta entrevista como José María Fresneda, y lo hace, como es habitual en él, sin pelos en la lengua. Está cansado de la falta de respuesta de los políticos a la demanda de precios justos para el campo

"La próxima pandemia va a ser la de la alimentación" - Foto: David Pérez

El secretario general de Asaja en Castilla-La Mancha habla en esta entrevista como José María Fresneda, y lo hace, como es habitual en él, sin pelos en la lengua. Está cansado de la falta de respuesta de los políticos a la demanda  de precios justos para el sector agrario, y no descarta retomar las movilizaciones que se paralizaron con la irrupción de la pandemia. «Mi propuesta sería hacerlo ya, no es una irresponsabilidad, se puede movilizar a la gente de muchas maneras», insiste. Y es que, el campo no puede seguir vendiendo por debajo de los costes de producción, «es una vergüenza».

El campo se ha reivindicado en esta pandemia como un sector prioritario y estratégico. Se ha trabajado duro para seguir produciendo alimentos pese  a todo, y a muchos agricultores se les vio limpiar las calles con sus tractores en los días más duros del confinamiento. ¿Habéis notado un cambio en la manera en la que se os ve desde fuera? Me refiero fundamentalmente a la clase política, porque no hay que olvidar que justo antes de que estallara la actual crisis sanitaria, el sector estaba movilizado  a nivel nacional, reivindicando precios justos para sus productos.

Para nada, solo en declaraciones a la prensa. ¡Ya nos hubiera gustado tener el apoyo que han tenido otros sectores en estos meses!

Justo antes de la pandemia, estábamos movilizándonos pidiendo lo que es justo, y así lo entendió la gente, que nos apoyó. Lo paramos todo por responsabilidad en marzo y nos pusimos hacer lo que sabemos hacer: producir alimentos para los ciudadanos y, también, a echar una mano en nuestros pueblos.

Insisto, lo hemos hecho todo por responsabilidad. Para nosotros la pandemia ha sido ver sufrir a nuestros familiares y amigos -muchos de los cuales nos han dejado- y ver estupefactos el nivel de los responsables políticos de nuestro país.

Llama la atención que, viendo cómo está aguantando la agricultura esta crisis -al igual que aguantó la de 2008-, no se esté insistiendo más en situar a este sector como un pilar del nuevo modelo productivo que se quiere implantar en este país.

Viendo lo que está pasando, la próxima pandemia va a ser la de la alimentación y el abastecimiento. La clase política no ha sido capaz de sacar bien la ley de la cadena agroalimentaria y en Bruselas las decisiones que se han tomado han sido las de poner muchas pegas para cobrar una ayuda comunitaria.

El futuro de la PAC pasa por endurecer mucho más las medidas de seguridad alimentaria y bienestar animal y proteger las políticas medioambientalistas, que lo único que van a hacer es poner en peligro el sistema productivo de nuestro país. Y todo ello sin saber paralizar el agravio comparativo que nos generan las importaciones de terceros países, a cuyos productos no se les exigen las mismas medidas, y sin explicarle a la gente el porqué de la medicación de las plantas, porque los herbicidas y pesticidas son medicinas para las plantas.

El sector agrario está en una situación muy delicada. No se puede confundir la agricultura y la ganadera con el medio rural, que es lo que la clase política hace para justificar su incompetencia. Con todo esto, lo único que se consigue es  que cada vez haya más despoblamiento, pero parece les da al pairo.

La pandemia ha puesto de manifiesto que nosotros no atentamos para nada contra el medio ambiente ni, mucho menos, provocamos el cambio climático. Se ha visto claramente qué ha pasado cuando han parado unos y cuando hemos seguido produciendo otros. Tenemos argumentos de sobra para movilizar al sector agrario de todo el país.

¿Para cuándo acabe la pandemia?

Mi propuesta sería ya. No es una irresponsabilidad. Se puede movilizar a a gente de muchas maneras.

Ahora todo el mundo habla bien de la reforma del Política Agraria Común (PAC). ¿Es tan buena como dicen?

Yo me fío solamente de los que entienden, no de los que hablan. El hecho de que vayan a modificar el modelo de convergencia quiere decir que en Castilla-La Mancha, que fuimos muy castigados cuando se aplicó la convergencia en la que nos encontramos ahora, se puede equilibrar un poquito la situación, ya que estábamos percibiendo por debajo de lo que entendemos que nos correspondía.

No sé si la nueva PAC es buena, mala o medio pensionista, solo sé que no vamos a perder en la ficha financiera en lo relativo al pago. Incluso, si se negocia bien desde aquí, podríamos recuperar terreno perdido.

En lo demás, si nosotros tenemos un Gobierno en Castilla-La Mancha que prioriza la capacidad productiva del agricultor, que entiende que lo que producimos es para alimentar a la gente, y pone muy pocas cortapisas al sistema productivo, nos sentiremos mucho mejor.

No lo sabemos, tenemos que hablar. Han cambiado tanto la cosas con esta pandemia, que hay que plantarse el futuro de otra manera. Llevo muchos años diciendo que hay que encontrar un modelo agrario adecuado, con una ley de la cadena alimentaria que garantice por encima de todo los costes de producción, lo que nos cuesta producir una cosa.

Moncloa acaba de reformar la ley de la cadena agroalimentaria.

Es curioso que cuando hablan las cooperativas, la industria, las grandes superficies, los almacenistas, los especuladores o los intermediarios, parece que les debemos la vida, cuando el elemento principal de la cadena agrolimentaria es la producción. ¿Qué iban a hacer ellos sin productos agrarios?

 ¿Los agricultores y ganaderos para cuándo? Tendrían que tener la decencia y la vergüenza de plantear a las autoridades una ley donde, como mínimo, estén garantizados los costes de producción más el beneficio empresarial, ¿o hay que seguir debiéndole la vida al resto de la cadena agroalimentaria menos a quien la produce? A mí me parece una vergüenza.

Las grandes cadenas de alimentación han aumentado sus beneficios durante la pandemia. ¿Los agricultores y ganaderos también?

No, y tendrían que haber aumentado. No sé si las grandes cadenas de alimentación ha aumentado sus beneficios, lo que sí está claro que a todos les cuadran las cuentas menos a nosotros, nunca.

Por cierto, ¿cómo anda su lucha contra el fraude en el sector del vino?

Aviso a todos los que piensen que se nos ha olvidado el tema, que no es así, que estamos en ello. Lo que me gustaría es que cada vez que hiciéramos una denuncia desde esta organización, el esfuerzo por actuar con rapidez fuera el mismo. Y si la ley no vale, que la cambien, porque nosotros sí actuamos y denunciamos rápido.

El fraude está más vivo que nunca, a pesar de que el sector está como está y todo el mundo está tirando los precios de la uva. Y los únicos que salen perjudicados en todo esto son los agricultores, que cobran por debajo de los costes de producción.

Está a punto de comenzar la campaña de la aceituna. Ahora con el Covid los temporeros están en el punto de mira, ¿se está trabajando bien con la administración en este sentido?

Yo creo que sí. Los demás no sé lo que harán, pero Asaja hace una labor excepcional en este sentido. Cuando hable la ministra de Trabajo, que mire en otra dirección, cuando un empresario fraudulento cometa una tropelía, que no le pongan la marca de ninguna organización, y menos de las nuestra.

¿Hechos como los vividos este verano en Albacete pueden volver a producirse?

Bajo nuestra responsabilidad en Albacete no pasó nada. Ni en Albacete ni en ningún otro sitio. Quien es capaz de propiciar que haya este tipo de asentamientos bajo el falso discurso de que socialmente hay que protegerlos, que lo resuelva.

Hace unos días la mesa del agua cerraba un principio de acuerdo regional. ¿Qué a cambiado en poco más de un año para que Asaja firme ahora y antes no?

Lo que veo en este pacto del agua es la posibilidad de firmar algo en lo que la sociedad regional está de acuerdo. Además, si nosotros planteamos que queremos agua para los agricultores y dicen que sí, ¿por qué no vamos a pactar? Eso sí, hemos introducido algunas cosas que no sé si se tendrán al final en cuenta.

Hemos pedido que este pacto sea una cosa abierta al futuro, porque ahora vienen los planes de cuenca y se tienen que negociar; que no se marquen condiciones al sistema productivo y que haya una comisión de seguimiento. Pero, sobre todo, hemos pedido que sea un pacto político, no solo social. Sin acuerdo entre los políticos no vamos a conseguir absolutamente nada.

Ademas, también hemos advertido de que la nueva cultura del agua que se están inventando en Madrid es incompatible con este pacto de agua, y  de que no se pueden hacer cosas de tanto calibre sin que estén reflejadas en el Diario Oficial de Castilla-La Mancha y sin dotación presupuestaria, que de momento no la hay. Asimismo, se deben hacer estudios para analizar los recursos disponibles y el uso que se les va da dar.

Lo que yo dejé claro es que participaríamos en un pacto del agua, si todos los que estábamos allí queríamos ser como las regiones que tienen agua. Yo quiero una región con agua. El primer punto será firmar este acuerdo, luego habrá un proceso de negociación y ya veremos lo que pasa.

Los ecologistas se han autoexcluido del pacto del agua porque debe ser que quieren una agricultura con mulas, y eso no puede ser.

En este pacto se han caído cosas por el camino, entre ellas el fin del trasvase.

¿Cómo se pueden cuestionar los trasvases si estamos todos locos por poner en marcha la Tubería Manchega, que es un trasvase? Se puede estar en contra de una obra faraónica y defender que primero se cumplan las expectativas de Castilla-La Manchan en materia de agua, pero no se puede estar en contra de los trasvases. Insisto, yo no quiero una agricultura con mulas, eso es para las fotos, yo quiero una región que sea como las que tienen agua, porque esta región tiene agua.

Antes se ha referido a los ecologistas. ¿No va a poder haber nunca un acuerdo entre Asaja y los ecologistas?

Es una cuestión de responsabilidad y nosotros la hemos tenido.

Pero llama la atención el antagonismo de dos organizaciones que, al final, trabajan ambas en el campo.

He dicho por activa y por pasiva que debería de abrirse una mesa entre las organizaciones ecologistas y Asaja, transparente y abierta a la sociedad. No hay ningún motivo para no discutir en persona y me arriesgo a que convenzan de algo. Yo me apunto a un bombardero (ríe).

Castilla-La Mancha está trabajando en una ley contra la despoblación. ¿Va a ser útil?

Es un acto de fe. En todo esto de la despoblación, o miramos a lo que ya han hecho en el norte de Europa o no se conseguirá nada. No basta con buena voluntad.