José Juan Morcillo

José Juan Morcillo


AMI

08/06/2022

Un gran reconocimiento merece el esfuerzo de innovación educativa que muchos docentes y centros educativos de España están desarrollando, de manera anónima y desinteresada, en beneficio de la formación de nuestros jóvenes, de manera anónima, altruista y desinteresada, digo, porque, frente a las promesas políticas cargadas de investigación, de innovación y de calidad educativa, la única realidad que se impone es que, según datos oficiales recientemente publicados, nuestro país desciende al vigésimo puesto europeo en inversión cultural.

Son docentes que quieren librar a los jóvenes del oficialismo ideológico, del pensamiento emocional, de la filosofía de rebaño y del cretinismo estatal en los que desde arriba pretenden ahogarlos con leyes y medidas educativas cada vez más mediocres, cada vez más ineficaces. Son docentes, en fin, cuyo impulso representa una brillante herencia de la Institución Libre de Enseñanza, uno de los mejores sistemas educativos de Europa, creado en 1876 por Giner de los Ríos para regenerar culturalmente a las generaciones más jóvenes porque este era y es el único camino para construir un país sólido y emergente, una ILE cuyos frutos brotaron a comienzos del s. XX y maduraron en los años siguientes hasta el estallido de la Guerra Civil.

Por ello son bienvenidas las iniciativas privadas, como la de la Fundación ATRESMEDIA a través de sus premios Mentes AMI, que reconocen proyectos educativos en los que se enseña a los jóvenes a ser ciudadanos responsables, proyectos que educan el pensamiento crítico, la creatividad responsable, valores humanos como la convivencia, el diálogo y el respeto, y consolidan competencias y habilidades relacionadas con la Alfabetización Mediática e Informacional (AMI). En efecto, la autonomía y la libertad de pensamiento y expresión, el análisis y contraste de informaciones que diariamente reciben nuestros jóvenes, el fomento del trabajo cooperativo y colaborativo mediante el debate y el pensamiento racional y discursivo deben ser prioritarios frente a la educación enclenque y «asignaturista» impuesta desde consejerías y ministerios. Esta nueva educación es hoy más necesaria que nunca: nuestros estudiantes la necesitan, nos la piden.