Elena Serrallé

Elena Serrallé


Suerte en la EvAU

08/06/2022

Hoy desfilan por las aulas habilitadas a tal fin cientos de alumnos que se enfrentan al reto con el que han estado soñando, rayando la obsesión, los últimos meses, la temida EvAU. Hoy su mantra más repetido reza del siguiente terno literal «tengo que demostrar lo que valgo». Los contemplo desde la distancia que separa su apenas recién estrenada mayoría de edad con la de mi sobradamente pasada cuarentena y me alivia mucho concluir que ya superé aquella etapa de sentirme obligada a demostrar quién y cómo soy.
Y no, no es un signo de arrogancia o de soberbia, en absoluto. Se trata de algo mucho más sencillo, de la madurez. Hablo de seguridad. Hablo de confianza. Hablo de ser la primera persona en creer en mí. Hablo también de una costosa labor de gestión del respeto bien entendido hacia una misma.
Ya no regalo sonrisas a quien no las merece. Me harté de desperdiciar mi energía en personas de mentes obtusas y de miradas vacías. Se acabaron las donaciones de pedacitos de alma a quienes fueron incapaces de valorarlas. 
Será que me hago mayor, será la edad, que va sumando sabiduría, será que se va forjando la coraza que se nutre de la experiencia. Será.
Y sí, ahora priorizo. Me volví exquisita. Selectiva. Cuidadosa y con filtros.
Que vaya fenomenal, queridos estudiantes porque, aunque el trabajo ya está hecho, siempre puntúa ese pellizco caprichoso de suerte. Ojalá lleguéis tan lejos como os propongáis, pero jamás os olvidéis de que a quien tenéis que impresionar es precisamente a vosotros mismos.

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